En el Muro de San Lorenzo había ayer más monteras piconas que trajes de baño. El desfile folclórico de gaitas y bailes organizado por el Festival Arcu Atlánticu de Gijón desplegó por la avenida de la playa a casi dos decenas de bandas y grupos tradicionales. La comitiva, que partió desde el parque de Isabel la Católica y recorrió todo el paseo del arenal hasta el Campo Valdés, iba encabezada por la recién creada "La Bandona de Xixón", que congregó ayer a sesenta de los integrantes de las bandas de gaitas "Villa de Xixón", "Mangüeta" y "Villa de Jovellanos". Tras ella, desfilaron otras casi dos decenas de grupos y asociaciones folclóricas que, durante el resto de la mañana, actuaron en varias plazas del barrio de Cimadevilla.

A la "bandona", por su tamaño, se la veía mejor desde lejos. El desfile estaba previsto que circulase por el carril izquierdo de la avenida Rufo García Rendueles y toda la calle Escurdia, pero el gran grupo, formando filas de ocho, tuvo que ocupar también el carril bici y subirse, en varias ocasionas, a la medianera que separa los dos sentidos de la vía. La banda actuó ayer en público por primera vez. "Nos hemos juntado las tres agrupaciones que se crearon en las aulas de la Escuela de Música Tradicional Villa de Xixón para poder dar un espectáculo diferente, pero nos juntaremos solo en actuaciones muy puntuales", explicó José Luis García, director de la banda "Villa de Xixón". Lo llamativo es, precisamente, que tres bandas ya de por sí numerosas se unan bajo un mismo repertorio. "En próximas citas llegaremos a tocar ochenta músicos juntos", aseguró el responsable.

Otra de las agrupaciones que más llamó la atención ayer fue "Azabache", una asociación folclórica de la región con más de 27 años de solera, que puso a cantar a su decena de pandereteras versos para San Antonio. Otros cuatro integrantes desfilaron delante de ellas sujetando sobre los hombros una enorme ofrenda floral para el santo de sus canciones. Según Eduardo Quintana, vicepresidente del grupo, el enfoque de ayer pretendía ser un homenaje a las fiestas típicas de Cangas de Onís.

"Azabache" y el resto de grupos del festival fueron llegando a Campo Valdés a partir del mediodía -desfilaron a la vez pero muy separados para no entorpecer el sonido de cada banda- y, después, se repartieron por las plazas de Cimadevilla, donde el espectáculo continuó varias horas más.