Si hace quince días se preguntase a cualquier española aficionada a la moda quién era Giambattista Valli probablemente respondería que uno de los diseñadores favoritos de Victoria Beckham. El caché del italiano ha subido como la espuma desde que Laura Vecino, flamante esposa de Rafael Medina Abascal, duque de Feria, se casase con un vestido realizado por él hace una semana. A la lista de clientas famosas se suman la princesa Rania de Jordania y las actrices Charlize Theron y Sarah Jessica-Parker.

La nuera de Naty Abascal sabía lo que hacía. Valli es en Italia uno de los nombres más conocidos en el mundo del «pret à porter» femenino. Crea sus modelos a partir de exquisitas líneas sobrias y moldea las telas como si fuesen esculturas.

Cuando estudiaba arte en Roma copiaba los modelos de Yves Saint Laurent. Trabajó para Cecilia Fanfani, especialista en montar shows de los diseñadores sobre la pasarela. Luego fue relaciones públicas del diseñador Roberto Capucci, para quien llegó a crear varias colecciones. Más adelante fichó por Fendi y Krizia.

La gran oportunidad le llegó en 1997, cuando consiguió ser director creativo de Emanuel Ungaro, uno de los «monstruos» de la alta costura parisina. En 2003 presentó su primera colección en París. Sus deliciosos minivestidos de chiffon fueron la base de una tendencia que sigue hasta hoy.

El secreto de Valli es mantener un estilo sencillo, con telas lujosas, cortes impecables y detalles muy femeninos. Le encanta mezclar el negro con el coral y es un apasionado de los tonos vainilla.

Tiene tienda en París y también vende en boutiques multimarca de varios países de Europa. Sus abrigos con mangas amplias y hombros armados y las capas, cortas o largas hasta los pies, tienen fama de sentar como guantes sobre el cuerpo de la mujer. «Las mujeres que presenciaron mi desfile son las que me encanta ver con mi ropa. Son de mundo, inteligentes y elegantes, también atemporales en su estilo». Así definió Valli al público que acudió a presenciar su último desfile para este otoño-invierno presentado en la Semana de la moda de París. Entre las invitadas estaba la actriz americana Brooke Shields, otra de sus grandes admiradoras. «Estaba tan orgulloso de que Brooke aceptara mi invitación... Para mí ella es un icono, una hermosa mujer y muy buena amiga. Por lo que su presencia y su apoyo son algo muy importante para mí», señaló.

Las claves de Valli para estos meses de frío son las siluetas inspiradas en los años sesenta. No faltan las blusas de seda de mangas con volumen, los chalecos de pelo, las capas combinadas con piel y, claro está, los vestidos.

Toda la música en un solo click

El nuevo iPod «shuffle» es sumamente sencillo de manejar. La música se controla con sólo un click. Los botones de control se encuentran en la parte frontal. Se ha fabricado a partir de una única plancha de aluminio, y se ha pulido para que luzca en todo su esplendor. Por eso es tan estilizado y resistente. Además, la paleta de colores lo convierte en el accesorio de moda perfecto.

Un vestido de princesa

El diseñador italiano Giambattista Valli realizó el vestido de novia de Laura Vecino en su taller parisino partiendo de un modelo muy sensual y entallado, elegido por la novia, al gusto del creador, al que le gusta realzar la silueta femenina. Partiendo de una base de tul drapeado para el cuerpo, se le añadió una espectacular falda en jacquard, y en posteriores modificaciones se marcó más la cintura y se añadió un toque simétrico al escote dejando el hombro izquierdo al aire. El resultado fue un maravilloso vestido, digno de una princesa.

Suite de lujo en una antigua mina

El hotel Sala Silvermine está en Sala (Suecia). Dispone de una sola suite, que se encuentra a más de 150 metros bajo tierra. Durante años en la mina se producían más de 3 toneladas de plata cada año, cuando quedó abandonada se convirtió en un lujoso hotel.

La temperatura se mantiene a tan sólo 2 grados centígrados, aunque alcanza los 18 grados en la habitación. Para evitar el frío, la cama está equipada con mantas gruesas y extraedredones. La suite de lujo está equipada con un estilo moderno y tradicional, cuesta alrededor de unos 250 euros por noche. Cada mañana, un empleado del hotel lleva a los ocupantes de la suite un delicioso desayuno.