Adiós a frotar, la cuchara que deja la campana extractora de la cocina reluciente
Hay ciertas zonas de la casa que necesitan una limpieza más regular y profunda
Hay ciertas zonas de la casa que necesitan una limpieza más regular y profunda como son el baño y la cocina. Ambas son estancias que usamos a diario y que por sus funcionalidades acumulan más suciedad pudiendo llegar a convertirse en un foco de bacterias y, por ende, de problemas de salud si no se realiza una correcta desinfección. Esto implica limpiar todos los rincones y elementos, incluso aquellos que a simple vista no parecen sucios o que, aparentemente, no usamos tan a menudo. En este sentido, la campana extractora de la cocina es uno de esos lugares que más pereza dan a la hora de limpiar.
Este electrodoméstico situado normalmente encima de la vitrocerámica o del fuego, es el encargado de filtrar todos los humos, la humedad y los olores que se desprende el cocinando. Se trata de una labor y un servicio importantes e imprescindibles. Sin embargo, con el paso del tiempo el extractor muchas veces termina por convertirse en un elemento de decoración más que de cocinado en sí. Es decir, la campana pasa desapercibida. Al no apreciarse tan a simple vista la suciedad incrustada en el aparato, como sí la vemos cuando acabamos de utilizar una sartén, una olla, o el horno por ejemplo, tendemos a pasar por alto la desinfección de la campana. Una desinfección que, sin embargo, si se deja olvidada, puede llegar a ser mucho más laboriosa y compleja que lo que realmente es. Porque lejos de lo que muchas personas piensan, limpiar la campana extractora es bastante sencillo y económico. Y es que, con solo 30 minutos, un par de limones, una olla y agua podrás lograr eliminar con facilidad esa grasa y adherida a tu campana.
Lo primero que debes hacer es cortar un limón en rodajas. A continuación, pon una olla grande con agua y ese limón ya troceado a hervir en tu fuego o vitrocerámica con el extractor encendido. Cuando observes que el agua ya está hirviendo, déjala así durante media hora. Esto hará que la grasa de la campana se vaya ablandando y despegando y te resulte mucho más fácil retirarla. Por lo tanto, una vez hayan pasado esos 30 minutos, coge una bayeta o un paño húmedo y verás como sin esfuerzo podrás limpiar la suciedad de tu campana, con el plus de que habrás dejado un rico olor en toda la cocina.
En caso de que te toque realizar una limpieza más exhaustiva de tu electrodoméstico, no debes olvidarte de los filtros del extractor. Para ello, deberás sacarlos, añadirles por encima jabón de lavavajillas y verter ese agua con limón que previamente habías puesto a hervir. Seguidamente pasa un estropajo por encima y notarás como la suciedad se marchará sin aplicar apenas esfuerzo. Una vez el filtro esté libre de grasa, enjuagalo con agua y sécalo para poder volver a colocarlo en su sitio con toda la seguridad y tranquilidad de que tu campana extractora ha quedado como nueva.
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