Adiós a que se te rompa el huevo: un aguja tiene la solución

El truco para evitar una catástrofe habitual al cocinar un huevo duro

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A.D.

El huevo forma parte de la dieta en todos los hogares españoles hasta tal punto de que resulta prácticamente imposible no consumir huevo en nuestra dieta habitual, salvo que lo hagamos a conciencia. Aparece en numerosísimas recetas, tiene muchas elaboraciones distintas y se encuentra como ingrediente en numerosos productos que consumimos.

Es por eso que el huevo se ha constituido como uno de los pilares de nuestra nutrición. Salvo alergias o intolerancias, rara es la persona que no consume varios días a la semana, de una u otra forma, este alimento. Incluso muchas veces de forma involuntaria, sin cocinar huevo en el hogar, puesto que se encuentra, por ejemplo, integrado en las pastas, o en numerosos productos de repostería o en muchísimos postres.

En cualquier caso, si el huevo está tan presente en nuestra dieta no es únicamente por su tremenda versatilidad y utilidad en la gastronomía y las artes culinarias. Es también, y quizás sobre todo, por su enorme valor nutricional. El hecho es que el huevo forma parte básica de cualquier dieta saludable, e igualmente entra a formar parte fundamental de las recomendaciones estrictas de alimentación que siguen los deportistas.

La importancia nutricional del huevo

¿Cuál es la razón de que el huevo sea tan importante a nivel nutricional? La culpa la tiene, en primer lugar, la proteína. El huevo contiene todos los aminoácidos esenciales; esto es, las partes de las proteínas que el ser humano únicamente puede obtener por vía alimentaria. Y precisamente las proteínas son claves en dietas nutricionales que se plantean objetivos saludables como perder peso o ganar masa muscular.

Pero es que el huevo es además una excelente fuente de vitaminas y minerales, entre otros aportes positivos. En resumen, para llevar un estilo de vida saludable nunca se puede dejar de lado al huevo. Pero ojo, porque esto no quiere decir que se deba consumir o se pueda consumir sin control alguno.

Y en este sentido resulta básico saber que no es lo mismo consumir el huevo en una u otra forma de elaboración. En otras palabras: no es igual de saludable comer un huevo frito en una sartén llena de aceite que un huevo a la plancha con apenas unas gotitas de aceite, o que un huevo duro o cocido o un huevo escalfado en agua o poché.

El truco para que no se rompa el huevo al cocerlo

Y precisamente el huevo duro o cocido es una de sus versiones más saludables y más utilizadas. Porque un huevo duro resulta el complemento ideal para muchos platos: así hay quienes coronan sus lentejas con un huevo cocido, o quienes lo prefieren como ingrediente perfecto para su ensalada.

El caso es que cocer huevos es una tarea más que habitual en los hogares. Pero tiene más miga de la que muchos se pueden imaginar y con mucha frecuencia cometemos algunos errores o no conseguimos lograr que nos quede el huevo perfecto.

Más allá de cocerlos en agua hirviendo durante los 10-12 minutos de rigor, en función del punto en el que queramos la yema, hay una cuestión que sucede habitualmente y que frustra a mucha gente. Se trata de la rotura o resquebrajamiento de la cáscara del huevo durante la ebullición.

Mucha gente cree que la cáscara se rompe al cocer el huevo por las vibraciones y choques contra la olla que producen los movimientos del agua en ebullición. Pero la razón no se encuentra ahí, sino en la temperatura y en el aire.

Resulta que los huevos contienen en su interior una bolsa de aire, y este tiende a expandirse cuando se calienta por efecto de la ebullición del agua. Al expandirse, el aire busca una salida y puede terminar rompiendo la cáscara, lo cual puede derivar en la habitual "catástrofe" de un huevo abierto en el agua, con parte de su contenido saliendo por fuera.

Así pues, en la temperatura y el aire del interior está la clave para evitar que un huevo se rompa al cocerlo. Un consejo útil para evitarlo es utilizar el huevo a temperatura ambiente, evitando meterlo de la nevera al agua hirviendo directamente. De este modo, el huevo no se someterá a un cambio de temperatura tan extremo.

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A.D.

Los pasos para que el huevo no se rompa

Pero, además, existe un truco, para el que únicamente se necesita una aguja, alfiler o similar. Los pasos a seguir son los siguientes:

  1. Coge el huevo o los huevos que se quieran cocer, pero trata de hacerlo cuando estén a temperatura ambiente y no directamente de la nevera o el refrigerador.
  2. Busca una aguja, alfiler o similar.
  3. Realiza con la aguja, alfiler o similar una pequeña perforación en la base más ancha del huevo, donde se localiza su cámara de aire.
  4. Pon el huevo a cocer en agua en ebullición, y en caso de expandirse el aire al calentarse, encontrará una vía de salida por esa perforación, evitando así las roturas.
  5. Puesto que el aire sale por el agujero, es posible que se produzca un burbujeo.

Siguiendo estos pasos, y dejando cocer el huevo los 10-12 minutos de rigor en agua hirviendo, se puede lograr el huevo duro perfecto, sin que se haya resquebrajado la cáscara.