La sensación de crisis que inundó Hollywood durante 2009 ha dejado un saldo de sonadas e inesperadas rupturas sentimentales en la meca del cine que han afectado a parejas consolidadas y a flamantes ganadores de Óscar.

Sandra Bullock, Kate Winslet, Sean Penn o Mel Gibson han sido protagonistas recientemente de sus propios dramas personales que, en algunos casos, han terminado en divorcio y que, incluso, han dado pie a nuevas paternidades.

La última víctima de estas desgracias amorosas ha sido Bullock quien, apenas una semana después de recoger el Óscar como Mejor actriz por "The Blind Side", abandonaba el lunes el hogar conyugal tras enterarse por la prensa de una supuesta infidelidad de su marido, Jesse James.

De poco parece haber servido hasta ahora las disculpas públicas de James, que se responsabiliza de todo el daño causado aunque no admite su relación extra matrimonial, mientras que la mujer que destapó el escándalo, la modelo de tatuajes Michelle McGee, apodada "Bombshell" (la bomba), se hace de oro concediendo entrevistas.

Según los medios estadounidenses, McGee, que persigue la fama, cobró 30.000 dólares (22.160 euros) por confesar una relación con James cuando Bullock rodaba "The Blind Side".

La actriz y el ejecutivo se casaron en julio de 2005 en una multitudinaria boda en un rancho de Santa Bárbara, al sur de California, y han aparecido juntos en casi todas las galas de premios a los que ha estado nominada Bullock, por lo que la noticia ha causado sorpresa en Hollywood.

No menos impactante resultó esta semana el anuncio de separación de los británicos Kate Winslet y Sam Mendes, después de siete años de matrimonio.

Al parecer, la excesiva dedicación de la actriz y el director a sus carreras profesionales se encontraría detrás de esa ruptura que se produjo a principios de año de forma "amistosa" si bien ambos admitieron estar "entristecidos" por la situación.

Curiosamente Winslet había sido la antecesora de Bullock como ganadora del Óscar a Mejor actriz por "El lector" en 2009, el mismo año en el que Sean Penn levantó su segunda estatuilla de Mejor actor por "Mi nombre es Harvey Milk" y vio como se ponía fin a su larga y tormentosa relación con Robin Wright, protagonista de "La princesa prometida" y "Forrest Gump".

La actriz presentó el pasado agosto ante un tribunal californiano los papeles de divorcio, 13 años después de su boda y 20 desde que comenzaron su relación sentimental.

Wright alegó "diferencias irreconciliables" para poner punto y final a su vida con Penn, quien en abril ya había solicitado el divorcio de su mujer para luego retractarse, lo mismo que ocurrió en 2007.

En 2009 también comenzaron los trámites para acabar con los 28 años de matrimonio de Mel Gibson y su mujer, Robyn, que tienen 7 hijos en común y que llevaban más de 2 años y medio separados.

Nuevamente las "diferencias irreconciliables" fueron el argumento en el que se escudó la demanda de divorcio puesta por Robyn, si bien el protagonista de "Braveheart" (1995) ya mantenía por entonces una relación con Oksana Grigorieva, una artista rusa con la que Gibson tuvo en noviembre su octavo descendiente, una niña.

Otra pareja de larga duración que se deshizo el año pasado fue la de Susan Sarandon y Tim Robbins, aunque no trascendieron los detalles de su separación.

Los conocidos actores, ambos ganadores de Óscar y conocidos por sus fuertes convicciones políticas, se conocieron en 1988 durante el rodaje de la película "Los búfalos de Durham" y tienen dos hijos. Pero nunca llegaron a casarse.

La lista de rupturas en 2009 incluyó, entre otros, a los actores Reese Witherspoon y Jake Gyllenhaal, o a la actriz Jennifer Aniston y el cantante John Mayer.

Y es que, realmente, nada es para siempre. Al menos no en Hollywood.