Con Keith Richards se hace bueno el dicho de que los viejos rockeros nunca mueren. El componente de los Rolling Stones, de 66 años, muestra ahora su cara más humana en las memorias que publicará tras un acuerdo de cinco millones de euros con la editorial.

En las memorias hace referencia a sus relaciones con las drogas. «Siempre fui meticuloso con la cantidad de drogas que metí en mi cuerpo», afirmó el guitarrista de los Stones

En un adelanto de su biografía publicada en la edición estadounidense de la revista «Rolling Stones», Richards dice que desde 1979 no consume heroína, sustancia que abandonó tras diez años de adicción. «Cuando la tomaba, estaba convencido de que mi cuerpo era mi templo. Podía hacer lo que me diera la gana con él, nadie podía decirme que sí o que no», agregó a la revista. «Nunca añadí un poquito más para hacer más grande el chute», agregó el guitarrista.

La mujer que más tiempo ocupa en el libro es Anita Pallenberg. Ella fue primero pareja de otro «stone», Brian Jones. Según el músico, su compañero era violento con ella. «Le lanzaba cuchillos, vasos, la golpeaba», afirmó. Richards se quedó con la chica y, en 1969, Jones apareció muerto en una piscina. Fueron pareja hasta 1980 y tuvieron tres hijos.

Uno de esos hijos murió a los tres meses, cuando Keith estaba de gira. Y el dolor continúa, según su relato. «Nunca me perdonaré haber dejado a mi pequeño recién nacido», escribe. Después de separarse de Pallenberg, se uniría a la modelo Patti Hensen y tendría otros dos hijos.

El libro muestra así una cara más humana de un personaje siempre asociado al escándalo, como un verdadero «chico malo» del rock & roll. Pero él no niega ese costado y reitera, por ejemplo, cuando aspiró parte de las cenizas de su padre, algo que contó en 2007. «Abrí la tapa de la urna y cayó un poco de mi padre en la mesa del comedor. Y pensé que no podía usar el cepillo y el recogedor para algo así».

En las memorias de Richards tienen un protagonismo especial Mick Jagger, con el que mantiene una relación profesional desde hace cincuenta años. «Amo a Mick», afirma. «Pero es muy posesivo (...). Sin él, no habría blues».

Las memorias se publicarán el 26 de octubre en Estados Unidos.