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"A algunas chicas les daba pudor desfilar en traje de baño delante de la familia"

Las interioridades de la elección de "Miss Turismo", contadas por una participante

"A algunas chicas les daba pudor desfilar en traje de baño delante de la familia"

Éramos doce chicas de entre 18 y 30 años, algunas de Avilés, otras de Gijón o de Oviedo, una de Mieres, todas ilusionadas con lucir la corona de "Miss Turismo Asturias". Había nervios, ilusión e incertidumbre entre las finalistas del certamen durante los ensayos previos a la gala que se celebraría el 2 de agosto en el avilesino Pabellón de Exposiciones de La Magdalena.

El martes 31 de julio fue el primer ensayo. Las gijonesas quedamos a las tres y media de la tarde para ir juntas en coche a Avilés. Cuando llegamos, cerca de las cuatro, las chicas ya estaban ensayando desfiles individuales, así que inmediatamente nos subimos a los tacones y nos unimos a ellas. Durante el ensayo de este día nos acompañó el esteticista Agustín Hernández, quien entregaría la banda de "Miss Top Model". Unas tenían más soltura y experiencia a la hora de desfilar mientras que otras no lo habíamos hecho nunca. Las chicas que teníamos dificultad para andar con los zapatos, bien porque no estuviéramos acostumbradas o porque el zapato nos hacía daño, nos pusimos a caminar por toda la sala y a subir y bajar escaleras con ellos, para acostumbrarnos. Tras los ensayos individuales, practicamos un baile al que nos íbamos a incorporar durante la gala, junto con un grupo de bailarinas. También ensayamos la diagonal que haríamos al final de cada pase, que, aunque al principio resultó ciertamente caótica, conseguimos terminar la jornada haciéndola bien.

El segundo y último día de ensayo se nos hizo bastante largo porque la mayoría fuimos ya en horario de mañana, entrando a las diez. Durante esta jornada repasamos lo que ya habíamos practicado el día anterior, aunque en esta ocasión cada una llevaba la iniciativa de ensayar por su cuenta mientras otras descansaban. Algunas estuvieron durante la mañana y otras durante la tarde, pero fuimos pocas las que nos quedamos practicando todo el día.

El día siguiente, 2 de agosto, los nervios afloraron porque se acercaba la gran final. Acudimos al pabellón de La Magdalena a las diez y media para hacer los ensayos finales. Mientras practicábamos, se establecieron dos turnos para acudir a la peluquería de David Rial a peinarse y a maquillarse de la mano de profesionales del estudio de Aída Carballo. Casi todas querían ir en el último turno porque decían que no les iba a aguantar el pelo. Yo fui al primero. A medida que las horas pasaban y la gran final se acercaba iban aumentando las tensiones que no había habido hasta el momento y la rivalidad entre las finalistas salió a relucir. Por fortuna algún encontronazo verbal entre aspirantes duró muy poco, hasta que, finalmente, fuimos las unas de las otras nuestro máximo apoyo en la gala final. Los nervios se apoderaron de muchas de nosotras al principio, pero fueron desapareciendo a medida que avanzaba el certamen.

Con apenas diez minutos de preparación entre pase y pase, las chicas nos vestíamos lo más rápido posible para que nos diera tiempo a pasar por peluquería y maquillaje.

La primera toma de contacto con el público fue ya ataviadas con el vestuario de la diseñadora Paola Santín, que, sorprendentemente, no nos habíamos probado hasta escasos 30 minutos antes de la gala. De hecho, este primer pase fue algo inesperado porque tan sólo contábamos con mostrar esos diseños durante el primer baile.

El segundo pase consistía en desfilar con ropa de calle, con vestuario de las tiendas avilesinas Martín Gala y Alma de Sirena.

El tercer pase era el de baño, con biquinis y triquinis de La Différence, también de Avilés, que, para algunas, era la parte más comprometida por el hecho de tener que desfilar escasas de ropa delante de familiares y amigos, aunque ese pudor y timidez desapareció una vez subidas a la pasarela.

El desfile concluyó portando la ropa de gala de la diseñadora Virginia Abzueta, afincada en Gijón. Lo que más nos preocupaba a todas de este pase era no haber podido desfilar antes, a modo de prueba, con los vestidos que, en varios casos, contaban con una larga cola con la que era fácil tropezarse, como así ocurrió en algún caso.

Hasta en el momento de la entrega de bandas, todas las concursantes nos mostramos unidas, formando una cadena humana tomándonos de la mano. Aunque no todas ganáramos banda, lo seguro es que cada una de nosotras se lleva de este certamen alguna nueva amistad y una experiencia inolvidable.

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