Otis Redding compuso "Respect" en 1964, un tema que originalmente nació para ser interpretado exclusivamente por hombres. Tres años después, Aretha Franklin la interpretó, le dio la vuelta y creó algo nuevo, construyó uno de los primeros himnos del feminismo. Aretha tenía ese don, una habilidad pasmosa para construir universos sonoros especiales con su voz arenosa, un timbre con garra que consigue atrapar a los más profanos en la materia. Su cadencia obliga a dejarse llevar, bien sea por su melodiosa voz o por la fuerza que imprime a sus temas.

Hablo en presente porque Aretha está viva, no ha muerto, al menos en Avilés. Lo saben aquí y hasta en Saturno. Prueba de ello es que su música, después de más de medio siglo en la escena sigue más viva que nunca. La notas que salen de esa garganta han calado y mucho. Y si no que se lo pregunten a los amantes de la música que disfrutamos el pasado viernes de uno de esos espectáculos que merece la pena vivir. Fue en el festival de La Grapa, en el parque del Muelle, aquí en Avilés.

Las responsables de mantener viva la llama de la Dama del soul -otros la llaman reina, cuestión de gustos- fueron las voces de Juno Kotto, Mayka Edjole, Astrid Jones y Shirley Davis. En cada tema una hacía de solista y el resto de coros y mientras tanto, el público bailaba frenético. Eran las dosde la madrugada y nada importaba. "Aretha Soul Divas" tenían el micro y la voz y "The Silverbacks", los instrumentos.

Suena "Think" y todo estalla. El espíritu afroamericano, ese que tanto dio a la música contemporánea, al blues, al soul, al rythm'n'blues, a la fiesta y al baile estaba en Avilés. Y Aretha también. Está viva. Y así seguirá mientras su música siga sonando por los derechos civiles de la comunidad negra, por el feminismo y por las causas de la gente humilde que reclama justicia y no ser pisoteada. Y eso todo sonó en Avilés el pasado viernes a un ritmo imparable en la voz de cuatro mujeres que no eran Aretha Franklin pero sí tenían "The Feeling". "Respect".