Solo por su hija ha roto la asturiana Aruca Fernández-Vega, nieta del oftalmólogo Luis Fernández-Vega y esposa de Emilio Aragón, su proverbial discreción. Macarena Aragón y su madre se han puesto ante las cámaras y han hablado de la familia y de la fama en la revista "Vanity Fair" para publicitar la firma LexDeux, del modista madrileño Juanma Capón, con el que la joven, que estudió Moda en la Universidad Camilo José Cela y realizo un máster de estilismo en el Instituto Marangoni de Milán, colabora. Aruca, que ejerce de madrina de la firma, hace confidencias como nunca antes, hablando de su noviazgo con Emilio Aragón, su relación con la fama y de su reciente afición por la montaña.

"Hemos sido muy reservados. Nunca hemos querido dar ninguna entrevista. Ni cuando nacieron mis hijos. 'Te pagamos', me decían. No. Quiero tener mi vida privada", comenta Aruca, casada con el actor y productor desde hace 35 años. La asturiana recuerda su primer encontronazo con la prensa, en pleno éxito de la serie "Médico de familia", que su marido protagonizaba con Lydia Bosch. "No podía más. Hicimos una mudanza y la puerta se llenó de paparazzi. Tenía que estar detrás de la valla, medio escondida, dando indicaciones a los mozos. ¿A la gente qué le importa la mesa que yo tengo en mi salón?", cuenta.

Para escapar de aquella fama la familia se fue a vivir a Boston, con sus hijos, y hasta allí les siguieron los paparazzi. "Se corrió la voz de que teníamos problemas familiares y estuvieron vigilándonos durante un mes, pero nosotros no vimos a nadie. Nos enteramos cuando nos encontramos una nota en el buzón de casa dándonos la enhorabuena por la familia que teníamos. Se fueron. Nos dieron por imposibles", comenta.

Aruca Fernández-Vega cuenta que la amistad entre las dos familias, la Fernández-Vega y la Aragón, venía de atrás. "Cuando Miliki se instaló en España con su familia, mi abuelo los contrató", relata. "Mi tío Manolo se enamoró de Rita, la hermana de Emilio", y él tocó el piano en su boda. Allí coincidieron Aruca y Emilio por primera vez, aunque ella ni se acuerda. "Luego vi fotos. Llevaba el pelo largo y barba. Parecía Jesucristo", bromea.

Cuando empezaron a salir como novios ella tenía 16 años y él 17. "Era muy divertido. Estaba todo el día haciendo el ganso. Iba conduciendo por la Castellana, se bajaba y se ponía a bailar con la música a todo volumen. Yo pensaba: 'Este está como un grillo' ", recuerda Aruca Fernández-Vega. Durante sus años de cortejo Emilio llevó a Aruca a comer paella a San Javier, en Murcia, en avión, porque ya contaba entonces con el título de piloto comercial.

Aruca Fernández-Vega habla de sus gustos en moda. "Yo siempre voy plana, pero aquí parezco Gasol", comenta durante la sesión de posado. "A mí ir de señorita no me va", reconoce. Aruca corre entre ocho y diez kilómetros al día, a pesar de ser una fumadora empedernida. También le gusta la montaña, y ha escalado el Kilimanjaro, el Tubqal y el Kenia. Sus hijos la consideran una mujer de carácter. "En casa la llamamos Teniente Aruca", cuenta su hija Maca.

La joven recuerda a su abuelo Miliki con una anécdota relacionada con su destino en la moda. "Siempre contaba que una vez estábamos paseando por Londres y me quedé obnubilada mirando un vestido rosa en un escaparate", una historia que acabó con el abuelo comprándole el vestido a su nieta. Maca Aragón recuerda el éxito de "Médico de familia": "Veíamos los capítulos juntos en casa y cuando se besaba con Lydia Bosch era como: '¿Papá, qué haces?' ", cuenta.

La pasión por la familia es compartida, Maca lleva tatuados en el brazo cinco puntos que representan a sus padres y sus hermanos; la palabra "ohana", que significa "familia" en hawaiano, y la firma de su abuelo Miliki, que llevan todos los primos.