“No queda otra, viviendo en Asturias es lo que tenemos; un tiempo regulín. Lo mejor estos días es buscarse un bar con toldo para el cafetín”. Marisol López y sus dos hijas, Aroa y Arancha García, formaban parte esta mañana de los valientes clientes que ocuparon las tarrazas del entorno del Fontán pese al viento y la lluvia intermitente. Las nuevas restricciones por la pandemia que impiden que los locales de hostelería sirvan en el interior no acabaron con la costumbre de hacer una pausa hacia las 12 de la mañana para tomar algo en el casco antiguo. Sin embargo, la estampa era distinta en otros barrios del municipio, con mesas y terrazas casi vacías.