El derribo de los muros de una cuadra de la aldea de Villaverde, en Belmonte de Miranda, allá por 1993, propició el descubrimiento de una singular pieza arqueológica: la estela de Bodocena, datada en el siglo I de nuestra era. Se trata de una lápida funeraria de una niña de 12 años, de nombre Bodocena y que residía en el "castellum Agubrigense". El Museo Arqueológico presenta hoy la estela, que desde su descubrimiento ha sido objeto del deseo de coleccionistas privados e instituciones públicas.