El Arqueológico incorpora a su colección la estela romana de Bodocena, del siglo I

La lápida funeraria, de una niña, fue hallada en un establo de Villaverde (Belmonte) en 1993

El Museo Arqueológico incorpora una lápida funeraria del siglo I hallada en Belmonte de Miranda

Miki López

Franco Torre

Franco Torre

El derribo de los muros de una cuadra de la aldea de Villaverde, en Belmonte de Miranda, allá por 1993, propició el descubrimiento de una singular pieza arqueológica: la estela de Bodocena, datada en el siglo I de nuestra era. Se trata de una lápida funeraria de una niña de 12 años, de nombre Bodocena y que residía en el "castellum Agubrigense". El Museo Arqueológico presenta hoy la estela, que desde su descubrimiento ha sido objeto del deseo de coleccionistas privados e instituciones públicas.

Durante años, aquella lápida se había empleado como marco en la puerta de la cuadra. Cuando sus propietarios, Ceferino Marrón y Dolores Álvarez, decidieron derribar la cuadra descubrieron que la lápida tenía inscripciones latinas en una parte que quedaba oculta a la vista, y decidieron guardarla. Meses después, se la mostraron a la historiadora Margarita Fernández Mier, que verificó la naturaleza de la pieza.

Una vez que el hallazgo salió a la luz, ya en febrero de 1994, despertó el interés tanto de los coleccionistas privados como de diversas instituciones públicas. En los meses siguientes, Ceferino Marrón recibió numerosas ofertas, incluso alguna alcanzó los cuatro millones de pesetas de la época, pero las rechazó todas: solo se desprendería de la pieza, aseguró, si le garantizaban un puesto de trabajo para él o para alguno de sus hijos. La oferta nunca llegó, y la estela se mantuvo bajo la propiedad de Marrón. Ya en 2011, la lápida fue expuesta en el Aula de Oro de Belmonte. Ahora, cerca ya de tres décadas después de su hallazgo, la estela de Bodocena llega por fin a su destino natural: el Museo Arqueológico de Asturias.