El catálogo de plantas vasculares de Asturias se enriquece con una especie no descrita hasta ahora y que pertenece, además, a un nuevo género. Responde al nombre de hinojo de roca, vive exclusivamente en Somiedo, en un área de unos 10 kilómetros cuadrados entre los ríos Somiedo y Saliencia, y crece en fisuras de la roca caliza a una altitud de entre 650 y 1.500 metros. Los descubridores de esta planta, los biólogos José Antonio Fernández Prieto, profesor titular del Área de Botánica del Departamento de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, y Eduardo Cires, actualmente en el Jiri Friml Lab (Institute of Science and Technology) de Austria, la han bautizado como «Rivasmartinezia vazquezii». Su presentación en sociedad se hará a través de un artículo en «Plant Biosystems», una publicación de referencia.

El hinojo de roca «es, por el momento, la única planta vascular -categoría que incluye helechos, licopodios, selaginelas, Isoetes, colas de caballo y todas las plantas con flor- endémica de Asturias, a nivel de especie, y por supuesto, un género endémico», explica Fernández Prieto. Para él se trata de un viejo conocido, pues lo vio por primera vez en 1981. «Llegué a determinar de qué grupo era e incluso contacté con especialistas para llegar más allá, pero no tuve respuesta y la cosa quedó ahí». Por entonces, el científico se dedicaba a estudiar la taxonomía de las plantas, pero la metodología que se utilizaba tenía muchas limitaciones. «En este siglo cambié mi línea de trabajo y pasé a la sistemática molecular, que se basa en la comparación de secuencias de ADN» (a partir de la cual se pueden inferir las relaciones de parentesco entre los organismos). Las nuevas técnicas genéticas y la circunstancia de que en las umbelíferas (la familia a la que pertenece la «Rivasmartinezia») la sistemática molecular está muy avanzada (existe un banco de datos con muestras de plantas de todo el mundo) han permitido verificar la hipótesis de que se trataba de una planta desconocida y única.

«Extrajimos ADN de la planta, lo pusimos en el sistema y llegamos a la conclusión de que está emparentada con especies muy raras», en concreto con un grupo o clado que se ha clasificado como «Conioselinum chinense» y que está representado en los principales sistemas montañosos de Europa y en Norteamérica. «Nuestra hipótesis era que se trataba de una especie nueva, pero no sabíamos en qué género meterla. El último género de umbelíferas descrito en Europa lo fue en 1967 y también incluye una sola especie», añade Fernández Prieto. Consultaron con el estadounidense S. R. Downie, una autoridad mundial en umbelíferas, quien «nos respondió con sugerencias muy interesantes y avalando las conclusiones de nuestro trabajo».

El botánico explica que entre las umbelíferas, una familia cosmopolita (presente en todo el mundo), «no es raro que haya plantas muy aisladas, sobre todo en Europa oriental y en las parameras de Asia suroccidental». El hinojo de roca tiene un área conocida muy reducida: «unos 10 kilómetros cuadrados entre La Malva y Valle del Lago», precisa Fernández Prieto. Su nombre científico, «Rivasmartinezia vazquezii», es un homenaje de Fernández Prieto a su maestro, Salvador Rivas Martínez, catedrático emérito de Botánica en la Universidad Complutense, y a su amigo Víctor Vázquez Fernández, biólogo, porque «él, Somiedo y yo formamos un trío desde finales de los setenta, cuando él trabajaba con líquenes y yo realizaba la tesis».

Este hallazgo, de relevancia internacional, no será el último que proporcione Somiedo, vaticina Fernández Prieto, quien sitúa el «punto caliente» del parque natural «en la zona de cruce del río Saliencia con el Somiedo, lo que gira alrededor del monte Gurugú, donde seguramente quedó aislada flora antigua que sobrevivió a las glaciaciones». La condición de endemismo con un área muy restringida hace que la «Rivasmartinezia» deba estar «bien vigilada y controlada», opina Fernández Prieto, quien añade que «es una planta inconfundible y con un olor muy característico».