Oviedo, Marcos PALICIO

Tasa de rescate sí, pero para todos. La pretensión del Principado de cobrar por las operaciones de salvamento en la montaña originadas por negligencias levanta varios resquemores entre los montañeros asturianos y sobre todo uno que nace de la exclusión. «Que se cobre por las imprudencias, pero en cualquier actividad». Acuña el eslogan el presidente de la Federación Asturiana, Juan Rionda, situado enfrente del anuncio del Gobierno regional de implantar la tasa de rescate a partir de 2010 inicialmente sólo para las actuaciones en la montaña, aduciendo que se generan allí los servicios más costosos. Rionda admite que es la suya una actividad que hay quien practica «incluso con temeridad», pero que no se diferencia de otras con riesgo y al menos el mismo potencial de generar accidentes por imprudencia. El presidente de la Federación busca y no encuentra la peculiaridad que hace diferentes sus emergencias de las de la mar, pone por ejemplo.

Amador Fernández Carnero, presidente del grupo Torrecerredo de Gijón, calcula que «la montaña no provoca más del 25 por ciento» de las intervenciones del helicóptero. A su juicio, «es verdad, generamos gastos», pero igual de imprudente es «quien se baña en la playa con bandera roja». Isaac Fernández, presidente del grupo San Bernardo de Turón, considerará «un poco sectario» el reglamento «si sólo cobra por las temeridades en la montaña». Que sí, que las hay, que se ve a «mucha gente en la nieve sin crampones ni piolet o que en verano se mete en la Ruta del Cares sin agua y acaba con un golpe de calor... Pero si se cobra por negligencias, se debe cobrar por todas».

Coinciden ellos con otros representantes de grupos asturianos al identificar otro obstáculo en la dificultad de delimitar exactamente qué es una imprudencia. Rionda se pregunta «quién la va a constatar», mientras Carnero considera «delicado y complejo saber dónde empieza la negligencia» y qué frontera la separa del accidente desgraciado o de la simple mala suerte. «¿Quién lo va a determinar?», se pregunta también Ignacio Pérez, presidente del grupo Naranco. «¿Soy imprudente si voy con plano y brújula o necesito un GPS...? ¿Dónde está el límite?».

El Principado, pendiente de desarrollar la normativa, opone la concienciación y la necesidad de reflexión sobre los gastos que generan los descuidos en la montaña. Los rescates tienen costes y necesidades variables, pero para hacerse una idea y con todas las reservas, expertos sitúan la operación menos compleja en unos 3.000 euros por hora de vuelo de helicóptero y por encima de los 120.000 euros otra más enrevesada, con tres días de búsqueda en el entorno difícil de los Picos. Además, el número de intervenciones de este tipo crece en Asturias, pasando de 149 entre rescates y rastreos de montaña en 2005 a los 264 de 2009 que ya marcaban el récord el pasado 31 de octubre.

El seguro que pagan los federados, con un coste anual de 65 euros si cubre sólo el territorio nacional y de 130 si se extiende a todo el mundo excepto el Himalaya, se aparece como otra de las implicaciones del proyecto de tasa. Por ahora, las pólizas no contemplan esta contingencia del pago por rescates, aunque sí cubren «hasta 6.000 euros» en los países, como Francia, en los que los rescates son privados. No obstante, opone Rionda, puede que no cubra la futura tasa por el hecho de gravar sólo las imprudencias o que el precio del seguro «pueda dispararse», apunta Amador Fernández.