Oviedo, J. A. A.
La consejera de Presidencia y Justicia, María José Ramos, se esforzó por explicar de la manera más pedagógica posible dónde está el límite entre el accidente y la imprudencia, una línea que será preciso determinar al aplicar la nueva tasa por el rescate.
Ramos empezó por poner tres ejemplos claros de actuaciones que serán consideradas como negligencias a partir del próximo 1 de enero y, por lo tanto, susceptibles de ser objeto de cobro mediante una tasa, siempre y cuando requieran la intervención de los servicios de rescate del Principado. Estos fueron los ejemplos «reales» de imprudencia que citó la Consejera:
-Bandera roja: «Si un bañista entra al agua pese a la advertencia de la bandera roja y del socorrista de la playa. Esa situación de apuro puede implicar la intervención de otras personas y del helicóptero del 112. Tiene un coste muy importante.
-Alerta meteorológica: «Ante el anuncio de un temporal un excursionista, por mar o tierra, decide que esa alerta con él no va».
-Acceso a lugares peligrosos: «Una persona que conoce perfectamente el terreno se adentra en una cueva con un grupo de personas a hacer espeleología pese a los avisos de riesgo. Ese día se da una mala pasada y obliga a movilizar a los equipos de rescate».
-Hacer una travesía sin estar debidamente equipado: «Una familia se adentra con sus niños en zonas de montaña como, por ejemplo, el Cares en sandalias o chanclas y hay que ir a rescatarlos».
-Las bromas: «Los servicios de emergencia dan esa definición a los avisos falsos o llamadas no deseadas. Este año se han producido 40.000. En algunos casos hasta se movilizó al helicóptero».