Marroquín los trae y Marroquín los lleva. Sí, los capta Víctor González Marroquín, que, a los mandos del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (Idepa), es el cazador de actividad económica oficial de la región y se los lleva Mudanzas Marroquín. Guardamuebles y Embalajes a lomos de un camión Pegaso en buen uso. Me explico.

Al principio fue el declive minero y unas Cuencas que reactivar económicamente. Para que no todo fuera emigración carbonera y gueto, que denunciaban los sindicalistas, se articularon incentivos económicos destinados a atraer nuevas empresas. En el Nalón y en el Caudal pescaron empleo con cebo. Una de las compañías que aterrizaron de la mano de Víctor González Marroquín fue Venturo XXI, firma que venía a situar a las comarcas mineras en el universo de las nuevas tecnologías. Ya saben: más ratón y menos carbón.

Marroquín se sirvió de su amistad con los hermanos José Antonio y Manuel Coronado y de seis millones de euros de dinero público en ayudas -algunas concedidas en forma de cursos de formación por su mujer, Paloma Sainz, entonces responsable del área en el Principado y ahora portavoz municipal del PSOE en Oviedo- para lograr que la empresa se asentara en San Martín del Rey Aurelio.

Ahora que la compañía -una de las principales apuestas de reactivación de las Cuencas que contó con el Principado y Hunosa como socios- está inmersa en un concurso de acreedores con unas deudas de unos cinco millones y que ha despedido a 67 de sus 73 trabajadores, todo son llantos. Pero no solo aquí, ya saben: mal de muchos... epidemia.

Los hermanos Coronado tenían otra empresa, Huso 29, en Extremadura, que también ha quebrado dejando en la calle a más de veinte trabajadores. Dos camiones de mudanzas recogían ayer lo poco que quedaba en las oficinas de Mérida. Las mesas y las sillas que hasta hace unos días ocupaban los empleados. Sólo mobiliario de oficina, pues el resto de las herramientas de trabajo ya fueron retiradas la semana pasada. Curiosamente, en este triste final también estaba presente Marroquín, así se llama la empresa de mudanzas que estaba cargando los restos del naufragio empresarial. Tendría gracia que los portes se pagaran con la calderilla que ha quedado de las cuantiosas ayudas públicas que gestionó el otro Marroquín para los empresarios en Asturias. Hay coincidencias que de mano tienen gracia y que vale más no pensarlas porque la pierden.