Oviedo, María José IGLESIAS

Los pescadores de salmón con licencia en Asturias -casi 12.000, según los cálculos de las sociedades- ya tienen las cañas «afiladas» para lanzarse al río a partir de este domingo 1 de mayo, cuando se abre la temporada de pesca con muerte. Todos prevé buena cosecha fluvial: los ribereños llevan semanas oteando pesca en el Narcea y el Sella, los grandes ríos salmoneros de Asturias.

Los pescadores atribuyen las buenas perspectivas al cambio de normativa, que desde el año pasado impone dos períodos de pesca sin muerte, en el inicio y cierre de la campaña. El primero comenzó el 20 de marzo y culmina el sábado. Durante este tiempo se capturaron y se soltaron al menos seis salmones capturados en el Narcea, «una buena cifra», según Celestino Pérez, presidente de la Asociación Las Mestas del Narcea, con 1.500 socios, una de las mayoritarias de la región.

Pese a que la mayoría de los representantes de pescadores consultados sostienen que en el río se ven salmones como hacía tiempo que no se divisaban, portavoces como Antón Caldevilla, presidente de El Esmerillón, con sede en Cangas de Onís y 1.300 integrantes, reclama a la Administración más facilidades para llevar a cabo repoblaciones en los cauces.

Las principales asociaciones de pescadores de la región estiman que el retraso del inicio de la temporada de pesca con muerte «ha propiciado que los salmones tengan más tiempo para engordar», indica Delfín Puente, presidente de la Real Asociación de Pesca Fluvial de Asturias. «Todos pedíamos que había que hacer algo, la medida de la Consejería de Medio Ambiente fue valiente y acertada», añade Celestino Pérez, de Las Mestas del Narcea.

Todo apunta a que el domingo los pescadores se llevarán a casa más de un salmón. El primero que pique en la caña será, como manda la tradición, el «campanu», para el que ya hay una decena de pujadores dispuestos a comprarlo en la subasta que se celebrará en el monasterio de San Salvador de Cornellana, en el marco de la XIII Feria Asturpesca, tal como indicó en la presentación del evento el primer teniente alcalde de Salas, Alberto Díez de Tejada.

Celestino Pérez, praviano y gran conocedor del Narcea, asegura que este año ya se han visto ejemplares de gran tamaño en lugares estratégicos como el Puente de Quinzanas. Además, el hecho de que hayan salido varios ejemplares del río (aunque fueron devueltos durante la temporada sin muerte) indica que existe abundancia, ya que en el mes de marzo las aguas aún no presentan condiciones óptimas para pescar a mosca, aún están frías y el río baja escaso de caudal, lo que hace a los peces más «perezosos».

En los ríos asturianos viven unos 4.000 salmones. De ellos, 1.464 corresponden al Sella, 1.022 al Narcea; 187 al Esva; 1.073 al Cares y 92 al Eo. Estos son los resultados del primer recuento de ejemplares que pusieron en marcha la Consejería de Medio Ambiente y las sociedades de pesca Amigos del Narcea, El Esmerillón, Cares-Deva y La Socala. Los datos, obtenidos con análisis visuales y contadores instalados en algunos cauces, apuntan a que el Sella es el río más salmonero de Asturias. El cómputo de capturas en los ríos asturianos fue el año pasado de 246 ejemplares. De ellos, 22 correspondieron al Eo; 4, al Esva; 2, al Nalón; 73, al Narcea; 86, al Sella, y 59, al Cares-Deva.

Los pescadores consideran que tras el «ensayo» del período de pesca sin muerte, la verdadera campaña empieza el domingo. Caldevilla lleva días oteando el Sella. Es optimista pero también matiza que el hecho de que ahora aparezcan varios ejemplares no implica que vayan a estar en verano. «La riqueza salmonera debería aprovecharse mejor, o puede ser que las crías desaparezcan en otoño bajo una riada por no haber sacado los peces del río a tiempo para repoblar». Las vistas prometen en lugares emblemáticos del Sella. «Ayer desde la carretera vi siete», confirma Caldevilla. Delfín Puente, por su parte, también echa de menos un nivel algo más alto de aguas en el Narcea. «No lo tenemos porque lo que aumenta los cauces es el deshielo y este año las altas temperaturas adelantadas a principios de abril provocaron que se fundiese mucha nieve en la Cordillera», indica.