La muerte de un interno de Corvera tras recibir una brutal paliza en el patio del módulo 8 de la prisión de Villabona -un suceso que tuvo lugar el pasado viernes- ha vuelto a reavivar una polémica que lleva años coleando. Según sostienen los sindicatos que representan a los trabajadores del centro penitenciario, el incidente vuelve a poner de manifiesto que en Villabona «existen problemas de seguridad» que podrían solventarse con la incorporación de más personal de vigilancia. Las centrales aseguran que, en muchas ocasiones, un solo funcionario se ve obligado a vigilar módulos en los que conviven hasta 150 presos. «Si hay un lío gordo lo único que les queda a los de vigilancia es correr, no estamos en condiciones de poder hacer otra cosa», explicaron fuentes sindicales.

La prisión de Villabona está dividida en diez módulos, nueve para los hombres y uno para las mujeres. En seis de los nueve destinados a hombres funcionan las unidades terapéuticas y educacionales, pero los problemas, según los sindicatos, se presentan en los tres restantes. «Las instalaciones están pensadas para un máximo de 90 presos, pero suele haber entre 140 y 150. Si tenemos en cuenta que lo más normal es que haya dos funcionarios por módulo y que uno de ellos siempre está en la garita o realizando otras labores -papeleo, controlando la sala de televisión, trasladando presos a ver a sus abogados...- nos encontramos con que una sola persona tiene que estar pendiente de un patio con 150 internos», explicó Pompeyo Alegre, de UGT.

CC OO también emitió un comunicado de denuncia tras el altercado. «Entre los problemas que existen están los de clasificación, ya que con la actual división modular en la prisión existe una mayor concentración de presos conflictivos en pocos módulos. Todo se agrava por la alta tasa de hacinamiento», sostiene CC OO, que añade: «Una mayor presencia de funcionarios en los módulos facilita un clima de convivencia más tranquilo y con menor número de incidentes».

El sindicato considera totalmente necesario «extender la acción de la unidad terapéutica y educativa a la totalidad del establecimiento penitenciario» y mantiene que «en esa extensión del modelo se deben garantizar los recursos materiales y necesarios para hacer creíble el apoyo». Según CC OO, «dos modelos, dos velocidades penitenciarias en Villabona, no son sostenibles y son fuente permanente de distorsiones y desajustes».

César Esteban Huerga, representante del sindicato CSIF, también denunció ayer deficiencias en la prisión. «Esto no es nada nuevo, ya hemos dicho en muchas ocasiones que hacen falta más trabajadores y que hay una masificación de presos», señaló el sindicalista, que también aprovechó para reclamar la creación de un centro psiquiátrico carcelario en Asturias. «Pensamos que los enfermos mentales que ahora están ingresados en Villabona no deberían estar aquí, no es el mejor sitio para ellos y además muchos de ellos, a causa de su enfermedad, tienen problemas de conducta», aseguró César Esteban. Joaquín Alonso, delegado sindical de Acaip, sigue la línea marcada por el resto. «Nosotros hemos denunciado en infinidad de ocasiones la falta de personal y el hacinamiento de presos», señaló. No obstante, Alonso matizó que «en el caso que nos ocupa, si es cierto que ocurrió tan rápido, no se hubiera podido hacer nada para evitarlo».

Oviedo

El colectivo de reclusos etarras anunció ayer que en los próximos días comenzarán a presentar peticiones individuales de beneficios por parte de los militantes de la banda que se encuentran encarcelados, algo que hasta ahora nunca había ocurrido, ya que durante décadas ETA se ha negado a que sus miembros soliciten los beneficios previstos en la ley.

En la cárcel asturiana de Villabona hay actualmente 18 reclusos relacionados con la banda terrorista que podrían solicitar, entre otras cosas, segundos grados, libertades condicionales o acercamientos al País Vasco. Las autoridades tendrán que verificar que cada preso que lo solicita cumple con los requisitos para acceder a las condiciones que soliciten.