El secuestro de los avilesinos se atribuyó inicialmente a la guerrilla de las FARC, que un poco más al sur del lugar en el que fueron raptados tienen operando al llamado «Frente 59». Se ha sostenido desde algún medio que la banda de secuestradores trató de vender a los avilesinos a la guerrilla, una práctica que ya se produjo en el pasado. Sin embargo, en este caso, la guerrilla habría rechazado la oferta, debido a las negociaciones que se mantienen en La Habana (Cuba). Desde la capital cubana varios dirigentes de la guerrilla desmintieron que hubiesen secuestrado a los avilesinos, indicando que este tipo de acciones se había suspendido en 2012.

Descartada la guerrilla, se volvieron los ojos a las llamadas bandas criminales, herederas de los paramilitares que se adueñaron de La Guajira a finales de los años noventa y expulsaron a la guerrilla para hacerse con las vías de salida de la cocaína hacia Estados Unidos y Europa. Entre las bandas que se barajaron se encontraba la de «Los Urabeños», que dominaría buena parte de las rutas de acceso a La Guajira. También se barajó la implicación de un presunto delincuente, Marquitos Figueroa, al que se liga desde organizaciones como la Corporación Nuevo Arco Iris con el tráfico de gasolina, bebidas, tabaco y drogas a través de La Guajira. Finalmente, las autoridades se acercaron a la tesis de que los autores del secuestro eran una banda de delincuentes comunes locales. Ahora les corresponde dar con ellos.