La crisis obliga a las empresas asturianas a conquistar mundo. Las cárceles de Perú y la rehabilitación del palacio de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) llevarán marca asturiana. Una compañía de Llanera diseña y gestiona ambos proyectos, entre otras muchas actividades en el exterior. Son ahora mismo dos de los proyectos más emblemáticos acometidos por Impulso, una compañía especializada en arquitectura, ingeniería y consultoría, que ofrece asistencia técnica integral tanto al sector público como al privado y que tiene en la innovación su principal referente.

"Vendemos conocimiento; en definitiva, aunque hay quien se enfada cuando lo digo, 'papeles', pues es de los papeles de donde viene el ochenta por ciento de los ingresos", señala Avelino Suárez, ingeniero de 66 años y presidente de la sociedad, desde su "refugio" de Celoriu, en Llanes, donde veranea desde hace 25 años y adonde se "escapa" siempre que sus ocupaciones se lo permiten.

Los dos penales para los que la empresa asturiana está a punto de concluir los proyectos suman 80.000 metros cuadrados de superficie edificada y 100 millones de dólares de inversión. Contará cada uno de ellos con plaza para 3.000 reclusos. Además, el grupo llanerense aspira a la dirección de obra y a nuevas adjudicaciones. Hay un plan estatal en el país andino para construir hasta doce cárceles en los próximos cuatro años.

En el campo de las rehabilitaciones, el grupo de Avelino Suárez también ha conseguido la gerencia del proyecto de rehabilitación del Palacio de las Naciones ginebrino, que se ejecutará en 8 años, que costará 600 millones de euros y que la compañía asturiana ha asumido junto a un socio americano.

La internacionalización es vital en estos momentos para Impulso. Avelino Suárez desvela dos claves. Hay que "amar al país" al que se llega, "conocerlo, comprenderlo y estudiarlo". Y asumir un fuerte coste económico, "un millón de dólares" por nación, y un período de tiempo, "entre dos años y dos años y medio", para "enterarse de cómo funcionan las cosas".

Desde el parque tecnológico de Llanera, Angola, Kenia y Costa de Marfil suponen la mitad del negocio de la empresa. Suárez nació en Villabona y trabajó en la mina local. Por eso investigar las reservas geológico-mineras del tercio meridional de Angola, una de las grandes tareas en las que también está embarcada la compañía, le llena de ilusión. El estudio supone una inversión de 115 millones de dólares, mediante una unión temporal de empresas con el Instituto Geológico y Minero de España y su homólogo luso, el Laboratorio Nacional de Energía y Geología (LNEG). El plan, en marcha desde hace un año, concluirá en 2018. Fue "un sueño", rememora Suárez, porque "soy hijo, sobrino y nieto de minero. Representa volver al origen, regresar a Ítaca".

No hay límites para la innovación y el desarrollo ideados desde Asturias. De los minerales al océano. La acuicultura constituye otro de los ámbitos de actuación de la multinacional llanerense, que cuenta con tecnología propia para los cultivos marinos mediante un sistema de recirculación de aguas, un proyecto I+D de 1,7 millones ya concluido que se desarrolló en un centro tecnológico en Comillas (Santander). Ahora busca un local en la costa asturiana para habilitar una planta piloto en la que mostrar sus productos.