"En Asturias, PP y PSOE sellan un pacto para blindar la ley electoral que les otorga su poder fraudulento". A los socialistas asturianos les ha gustado poco que la autora de esta frase, escrita en marzo de 2014, haya pasado de pronto a ser su compañera de lista electoral. Irene Lozano, entonces diputada de UPyD y ahora flamante número cuatro de la candidatura del PSOE por Madrid, escribió eso en su blog cuando en el Principado aún estaba caliente la ruptura del acuerdo entre PSOE y UPyD a cuenta de sus fricciones sobre la reforma del régimen electoral asturiano. Los socialistas venían de cambiar de socios y acababan de suscribir con el PP un pacto de apoyo a dos créditos extraordinarios que permitirían al Gobierno de Javier Fernández sacar adelante al prórroga presupuestaria de aquel ejercicio.

Aplicando a Lozano la prueba de la hemeroteca, que incluye abundantes muestras de su beligerancia pública contra el PSOE, "barones" socialistas de toda España se rebelaron el viernes contra la disposición de su líder, Pedro Sánchez, a acoger en sus listas electorales a la otrora fustigadora de socialistas. El tono de la queja se fue atenuando con el paso del tiempo hasta terminar en tormenta seca y asentimiento por práctica unanimidad -tres votos en contra y seis abstenciones- a la composición de las candidaturas. En Asturias, una de las federaciones más molestas, aún resuenan las acusaciones públicas de Lozano al PSOE por lo que ella interpretaba como una quiebra injustificada de los términos de aquel pacto. Por eso su súbita llegada al partido al que criticó con dureza acaba de remover la vieja controversia con UPyD de finales de 2013 y el supuesto activismo de la exdiputada magenta en aquella pendencia, supuesto porque fuentes de UPyD, de la de entonces y de la de ahora, niegan la mayor, recuerdan que Lozano ni siquiera formaba parte en aquel momento del consejo de dirección del partido -al que accedió posteriormente- y que la decisión de romper con el PSOE se tomó por vocación y principios en Asturias, que una vez que los socialistas descartaron la reforma electoral nadie necesitaba empujones ni consignas para dar por terminado el acuerdo.

Lozano mantuvo dentro de UPyD, esto sí, un apreciable nivel de sintonía con el que entonces era el líder de la formación en Asturias y principal protagonista del acuerdo y de la disputa con los socialistas, el actual diputado de Ciudadanos Ignacio Prendes. Con él y entre otros con el también exparlamentario magenta Toni Cantó, Lozano intentó articular una corriente alternativa al liderazgo de Rosa Díez dirigida a facilitar el puente hacia Ciudadanos. El diputado asturiano figura como receptor en unos correos electrónicos que atestiguan la maniobra. Ahora, Prendes está en Ciudadanos, Lozano se presenta por el PSOE después de fracasar en su intento de suceder a Díez al frente de UPyD y en Asturias huelen a cuerno quemado. Por eso y por algunas otras razones. Lozano entra, por ejemplo, tres puestos por encima de Eduardo Madina, que disputó la secretaría general a Pedro Sánchez en un proceso en el que el político vasco contó con abundantes simpatías en Asturias.

Ayer, el partido aceptó las listas sin negar el malestar de los asturianos y de otros. Adriana Lastra, cabeza de lista por Asturias y secretaria de Política Municipal, dijo entender los enfados antes de elogiar la decisión de incorporar a Lozano. "Somos el único partido en el que los compañeros critican dentro y también fuera y eso nos hace grandes", aseguró, recalcando además que el PSOE "no se ha movido", que quien lo ha hecho ha sido la exdiputada magenta. Lastra restó trascendencia a la incorporación, considerándola un movimiento entre partidos análogo a los que han sucedido "durante treinta años democracia" y concluyó asegurando que "abrimos las puertas a aquellas personas que se consideren socialdemócratas y quieran transformar este país". Fuentes socialistas desligaron además del malestar por la llegada de Lozano la ausencia de Javier Fernández en el Comité Federal que ayer aprobó las listas electorales, aduciendo que la falta del líder de los socialistas asturianos estaba decidida de antemano.

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