Patricia José (Navia, 1977) confiesa que el proceso de escritura de "Las reglas del juego" fue tan mágico que consiguió eliminar prácticamente las migrañas de su vida. La escritora asturiana refleja varios rasgos físicos y experiencias propias en su primer libro publicado, entre ellos, las dolorosas migrañas de la protagonista, Isabela, y la psicología de Carl Jung. También conforman el esqueleto de su obra la historia antigua, la industria farmacéutica y un crimen que aparece en las páginas iniciales. Esta amalgama de temas confluye en una premisa fundamental: las "reglas del juego" ya están escritas; sólo hay que poner empeño para buscarlas.

-¿Por qué no publicó su primera novela?

-Llevo escribiendo cuentos y breves historias desde los 8 años, pero mi primera novela completa fue un thriller que entrelaza el blanqueo de capitales, el narcotráfico y el mundo financiero. A través de este libro aprendí a estructurar historias más complejas, a mezclar tramas y a disciplinarme. Terminado ese proyecto, me sentí con fuerzas para embarcarme en "Las reglas del juego", que era todo un reto tanto por la complejidad de las tramas como por buscar el hilo conductor que arrastrase y atrapase al lector en un mundo de hipnosis y vidas pasadas. Mi primera novela me sirvió de aprendizaje y, aunque también intenté publicarla durante un tiempo, el proceso de escritura de "Las reglas del juego" fue tan mágico para mí -gracias a él prácticamente eliminé las migrañas de mi vida-, que, en cuanto lo terminé, quise que fuera mi primera novela publicada.

-Quien la sigue la consigue.

-Desde ese momento y hasta que la editorial Huerga&Fierro decidió apostar por la obra, han pasado seis años. Ha habido momentos de bastante frustración hasta que encontré editorial; sin embargo, hoy estoy feliz con ese retraso: no es casual que la novela decidiera ver la luz en este momento de mi vida. En el libro digo que los errores no existen, y cada día estoy más convencida de ello.

-¿Es compatible trabajar de analista financiera con ser escritora?

-La escritura requiere esfuerzo, disciplina y, sobre todo, una mente limpia y clara, que pueda fluir al antojo de la inspiración. El proceso de creación es tremendamente agotador mentalmente. Para escribir mis dos primeras novelas me tomé unos años sabáticos, por lo que mi día a día giraba en torno a la escritura y todo era más sencillo. Sin embargo, el proceso de pulido y corrección de "Las reglas del juego" lo viví en medio de la vorágine laboral y no fue sencillo. Siempre me ha gustado escribir por la noche, pero, al llegar de la oficina, mi mente estaba demasiado cansada y tuve que cambiar mis rutinas. Me levantaba cada día a las 5 de la madrugada para aprovechar las primeras horas frescas de la jornada. Revisar y corregir no es lo mismo que el proceso creativo.

-¿Repetirá esta dinámica para escribir sus próximas obras?

-El verdadero reto comienza ahora, con la novela que estoy escribiendo mientras trabajo. Me temo que gran parte del tiempo libre, las vacaciones y los fines de semana de los próximos 12 meses serán para el libro. Va a ser cuestión de organización y un poco de esfuerzo, pero los límites se diluyen cuando tenemos la suerte de hacer lo que nos apasiona. Ahora más aún, pues ya estoy recibiendo los ánimos de los lectores que me cuentan cómo la novela les ha atrapado y cómo han vivido sus noches de insomnio, enganchados a la trama.

-¿Por qué quiso ambientar la novela primero en Nueva York y, después, en El Cairo?

-Siempre tuve claro que el escenario principal sería Nueva York. Me parecía la localización idónea para arrastrar a la protagonista desde un punto materialista, racionalista y laboralmente agresivo; se me antojó el marco perfecto de contrastes entre la ambición laboral y el racionalismo frente a los misterios y el esoterismo hacia donde Isabela debía ir. En cuanto a El Cairo, la trama histórica, irremediablemente, me llevaba hacia ese destino. Además, los disturbios del Día de la Ira me daban la tensión que yo deseaba crear en un momento muy concreto entre dos de los protagonistas.

-¿Por qué quiso mezclar la historia con el esoterismo?

-En realidad, no fue un acto voluntario; la historia se formó así desde el comienzo. La trama aparece en mi cabeza cuando, tras años de migrañas y de medicación, comienzo a probar diferentes métodos alternativos, como la hipnosis, y no sólo comienzan a funcionar, sino que, además, empiezan a sucederme cosas peculiares -hago uso de alguna de ellas en el libro-. En cuanto a la parte histórica, resultaba imprescindible para hilar psicología y esoterismo con los asesinatos.

-¿En qué momento decide que la novela adquiera también tintes policiacos?

-Acababa de terminar mi primera novela y me apetecía escribir sobre mi experiencia con la hipnosis, pero necesitaba un marco para contarlo: la trama policiaca era fundamental en la construcción de la novela, pues es lo que empuja a todos los personajes a buscar respuestas.

-¿Cómo fue el proceso de documentación de la parte farmacéutica?

-La documentación, en general, fue muy intensa en todas sus diferentes vertientes: consulté a profesionales que trabajaban en laboratorios, a visitadores médicos; leí libros sobre el funcionamiento de la industria farmacéutica; realicé consultas a neurólogos, y hablé con profesionales del mundo financiero que trabajan en "Fusiones y Adquisiciones" del sector médico. A esto se sumó mi experiencia como paciente y consumidora de medicamentos para la migraña.

-¿Y de la vertiente histórica?

-La documentación de la trama histórica fue más sencilla, pues todo aparece en los libros especializados. Sin embargo, el mayor reto consistió en llevar el libro de Thot desde la mitología del antiguo Egipto hasta las manos de Olimpia de Macedonia, haciéndolo pasar por Babilonia y por Alejandro Magno. Tengo la suerte de que una de mis mejores amigas, Blanca Rosillo, es arqueóloga, así que tuve un asesoramiento de lujo para no dar ninguna patada histórica a las pirámides y poder amoldar la ficción con cierto rigor histórico. Otra parte de documentación fundamental fue sobre psicología: muchas consultas con psiquiatras, psicólogos, psicoterapeutas alternativos... Y mucha, mucha lectura sobre Jung y sus arquetipos.

-¿Cree que cualquiera puede acceder a sus propias "reglas del juego"?

-"Las reglas del juego" pueden sonar a ficción, pero, en realidad, no lo son tanto. Los postulados de Carl Gustav Jung sobre el inconsciente y los patrones que nos rigen me parecen las bases de esas reglas del juego que creemos inexistentes, perdidas u ocultas. Descifrar los patrones que nos mueven no es esoterismo, sino pura búsqueda interior que nos lleva a tomar responsabilidad de nuestras decisiones y nos empuja a actuar con coherencia: lo que sentimos y deseamos no siempre se corresponde con lo que pensamos, decimos y hacemos. Buscar las reglas del juego es un camino fascinante para toda una vida: viajar desde quienes hemos creído que somos hacia quienes somos realmente.

-¿Se podrían cambiar esa serie de casualidades o ya están escritas de antemano?

-En mi opinión, las "casualidades" que nos suceden son mensajes de la vida, de nuestro inconsciente. Nos indican por dónde ir y qué caminos abandonar. Dependiendo del camino que tomemos, esas casualidades cambiarán. Yo creo que en la vida hay paradas por las que debemos pasar, y da igual cuánto nos empeñemos en esquivarlas, para bien o para mal, la vida nos hará pasar por ellas: lugares que debemos visitar, experiencias que hay que vivir, personas que debemos conocer... Pero el resto del camino lo escribimos nosotros en todas y cada una de las decisiones que tomamos cada día. Y una sola decisión puede cambiar el curso de toda una vida.

-¿Escribe ya la segunda parte en su viaje a La Habana?

-Por ahora la segunda parte de "Las reglas del juego" tendrá que esperar porque la inspiración me está llevando por otros caminos y otros personajes. La Habana está siendo el refugio perfecto para aislarme de todo y dejar que la nueva historia me atrape... A ver a qué puerto nos lleva esta vez.