Félix VALLINA

Después de 30 años como cura, Antonio Manuel Ruiz cuelga la sotana. El párroco de San Cristóbal se jubila por enfermedad a los 57 años y hoy al mediodía recibirá el homenaje de sus feligreses, que le tienen preparada una sorpresa para agradecerle sus años de trabajo al frente de la parroquia. «No tengo ni idea de lo que van a hacer, sólo sé que tendré la oportunidad de volver a recordarles que durante todo este tiempo me he sentido como un hijo y no como un padre. He sido muy feliz y lo mejor que me llevo es el cariño de la gente», aseguró Ruiz.

El cura de San Cristóbal siempre ha tenido muy claro que quería dedicar su vida al servicio de los demás. Es natural de San Juan de Beleño, en el concejo de Ponga, y a los doce años ya ingresó en el seminario. «A esa edad todavía era muy pequeño, me gustaba el seminario, pero alrededor de los dieciocho, con más uso de razón, ya me di cuenta de que mi vocación era la Iglesia». En el año 1979 entró como diácono en Villaviciosa y al año siguiente, estando ya en la parroquia avilesina de Santo Tomás de Cantorbery, se ordenó sacerdote. «En la iglesia de Sabugo estuve durante trece años como coadjutor y también tengo muy buenos recuerdos de esa época», señaló. En 1993 fue nombrado párroco de San Cristóbal, donde ha pasado los últimos 17 años.

En compaginación con sus labores pastorales, Antonio Manuel Ruiz también ha estado muy ligado a la enseñanza. A lo largo de todos sus años en Avilés ha dado clase de Religión en el colegio Santo Tomás, en el antiguo Suanzes, en el IES La Magdalena y en el Carreño Miranda, donde estuvo durante dos décadas. «Siempre he estado muy cercano a la gente joven, pienso que es muy importante que los curas les trasmitamos el Evangelio utilizando su lenguaje porque en caso contrario es muy difícil, en los tiempos que corren, que ellos vayan a la iglesia a escucharlo», explicó.

A pesar de la escasez de vocaciones, Antonio Manuel Ruiz está seguro de que tras su marcha la Iglesia seguirá en buenas manos. «Hay una crisis vocacional porque no hay muchos jóvenes que se decidan a ser curas, pero no hay crisis en el cristianismo. La Iglesia nunca va a desaparecer, las crisis ayudan a purificar y a que los que vengan se lo tomen con más fuerza», afirmó.

El cura de San Cristóbal ha sido testigo a lo largo de sus treinta años en Avilés de un sinfín de transformaciones. «Sólo hay que fijarse en el entorno de la parroquia, antes era una zona rural llena de casas de labradores y ahora está repleta de pisos y de chalés y se ha convertido en una zona de expansión de la ciudad». Aunque le ha llegado el turno de jubilarse, Antonio Manuel Ruiz no piensa apartarse por completo. «En realidad un cura nunca se retira, trataré de cuidarme y descansar, pero también ayudaré a mis compañeros en todo lo que me pidan».