El grupo ornitológico Mavea, con motivo del Día Mundial de la Educación Ambiental del pasado 26 de enero, organizó ayer una jornada gratuita de talleres infantiles, visitas guiadas y avistamiento de aves en el aula de la naturaleza de San Balandrán. Mientras los más pequeños manoseaban unas cápsulas con huevos de raya y tiburón, los mayores pudieron ver desde los telescopios del observatorio varias garzas, chorlitos grises y cormoranes en la charca de Zeluán. "Esta época es muy buena para ver aves porque está llegando a las dunas las especies del norte que vienen aquí a pasar el invierno", explicó el organizador, César Álvarez.

La monitora Cristina Estébanez instaló una mesa frente al centro de interpretación con varios objetos marinos, como un trozo de esponja natural, dientes de una cría de tiburón, conchas, piedras, plumas y hasta dos cápsulas con huevos de raya y de tiburón. Con todo ello, los distintos grupos de niños que se pasaron por este taller elaboraron una guía informativa con recortables en la que tuvieron que identificar y describir las distintas especies de aves que llegan a la costa en invierno.

Los adultos, primero, pudieron recorrer el centro de interpretación y los paneles informativos instalados por el camino exterior acompañados por Álvarez, que hizo de guía durante todo el día. Después, subieron a la caseta del observatorio de San Balandrán, equipada con tres telescopios orientados hacia la zona de dunas. "Estos días son ideales para ver especies distintas. Están llegando las aves que pasan aquí el invierno porque en sus lugares de origen, muy al norte, el entorno en el que se suelen alimentar está congelado", explicó el ornitólogo. Algunas de las aves que se dejaron ver ayer por Zeluán fueron varios chorlitos grises -procedentes de Siberia-, un par de garzas, un cormorán y varios chorlitejos. Mavea también llevó a su público a ver las plantas invasoras que habitan las dunas.

Con este tipo de jornadas, el colectivo pretende concienciar "de las consecuencias de la actividad humana" en los parajes naturales, así como su implicación en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Según los ornitólogos, Avilés dispone de zonas aptas para promover proyectos de educación ambiental, pero "las propuestas y los programas actuales son totalmente insuficientes".