Felechosa (Aller),

David MONTAÑÉS

El cuerpo del niño de 9 años que el sábado perdió la vida tras sufrir un aparatoso accidente de esquí en la estación de San Isidro fue ayer trasladado a Vigo, su ciudad natal. Llegó a Pontevedra a última hora de la tarde, tras realizársele una autopsia en el Anatómico forense de León. Allí esperaban, abatidos, sus padres, unos conocidos comerciantes vigueses. Isaac B. P. y su hermano, algo mayor que él, se habían desplazado a Felechosa, donde se alojaron, en compañía de su tía, para disfrutar del esquí en la cercana estación de San Isidro. Patricia Pérez relató ayer en el tanatorio lo sucedido: «Isaac bajaba esquiando delante de mí y en una curva lo perdí de vista unos segundos, debió resbalar y se fue hacia un pedregal, ya que en ese punto la pista no estaba vallada».

Pérez, hermana de la madre de los niños, quiso dejar claro, en contra de lo que afirma la dirección de estación leonesa, que «en ningún momento el niño abandonó la zona acotada para el descenso». La familia ha pedido un nuevo atestado, ya que no está conforme con las diligencias iniciales de la Guardia Civil, «que se limitan a recoger la versión de la estación».

La familia del niño fallecido en San Isidro está molesta y dolida con la dirección de la estación, que el sábado dejó entrever que el pequeño fallecido no hizo caso a la señalización. «Estamos muy agradecidos del trato recibido, ya que el protocolo de emergencias funcionó perfectamente, pero nosotros no cometimos ninguna negligencia», reseñó la tía del niño, que apuntó que la curva por la que cayó su sobrino «debería estar vallada». De hecho, han pedido formalmente a la Diputación de León que cierre este tramo.

Patricia Pérez explicó ayer al «Faro de Vigo», diario del mismo grupo editorial de LA NUEVA ESPAÑA, lo sucedido el sábado: «Los dos hermanos estaban apuntados a un curso, por las mañanas esquiaban con un monitor y por las tardes repetían los mismos ejercicios con nosotros». En el momento del accidente «yo bajaba con el mayor e Isaac con mi compañero y en una curva lo pedí de vista, fue un accidente tonto». El adulto que bajaba con el niño fallecido fue el primero en llegar al lugar donde se encontraba el cuerpo. El niño presentaba un grave traumatismo en el tórax y otro fuerte golpe en la cabeza que le había destrozado el casco. «Lo puso en situación de defensa y en pocos minutos llegaron los sanitarios», señaló Patricia Pérez, que mientras intentaba que el hermano mayor no viera el cuerpo. siguió a una distancia prudencial el infructuoso auxilio a su sobrino. «Fuimos a pasar unas vacaciones y a disfrutar de los niños, fue un trágico accidente».

Mientras la familia del pequeño intentaba digerir el brutal golpe, en Felechosa también había ayer una sensación de abatimiento. El menor estaba alojado, junto a su hermano y sus tíos en los apartamentos El Campal. «Lo estamos pasando fatal», señaló ayer a este diario Mari Flor Mejido, gerente del establecimiento. A última hora del sábado tuvo ocasión de charlar un rato con los tíos del fallecido: «Me contaron que el accidente fue tonto». Los niños llegaron a Felechosa el pasado día de Navidad acompañados de sus tíos, que se habían alojado en varias ocasiones precedentes en los citados apartamentos. «Era la primera vez que venían con los pequeños», señalan los propietarios del equipamiento turístico. Los padres se habían quedado en Galicia y los hermanos afrontaban con ilusión unos días de descanso en la nieve, unas vacaciones que tuvieron un desenlace fatal.

El accidente se produjo minutos después de las cuatro de la tarde. Los ecos de la tragedia tardaron unas horas en llegar a Felechosa. Sobre las siete de la tarde ya se sabía que un niño se había matado en San Isidro: «Se comentaba que era un pequeño gallego que estaba con sus tíos y, de repente, me entró una corazonada que me estremeció», recordaba ayer visiblemente afligida Mari Flor Mejido. Su casa está a unos 200 metros de los apartamentos. «Me fui corriendo a ver el registro y cuando comprobé que eran de Vigo no tuve dudas, me entró una gran angustia y supe que eran ellos». Al filo de la medianoche la familia regresó, ya sin el pequeño, a los apartamentos de El Campal.

Los apartamentos alleranos se encuentran en las afueras de la población de Felechosa. Al mediodía de ayer estaban vacíos, todos sus huéspedes estaban esquiando en el puerto. De no ser por el infortunio, también la familia gallega debería haber estado disfrutando de una divertida jornada de esquí. «Se iban a marchar hoy -por ayer- por la tarde, pero bueno...», señaló Mari Flor Mejido. «Hay poca nieve y está muy dura, helada, el puerto está peligroso», argumentó Gerardo Mejido, padre de la propietaria.