El Ayuntamiento de Carreño ha elegido la mejor época del año para hacer la reforma de la plaza de La Baragaña. Los hosteleros y los comerciantes de la plaza se quejan de que los trabajos se prolonguen desde Semana Santa hasta después del verano, coincidiendo de lleno con la temporada alta de la hostelería. Lícita la queja, pero ¿qué pasaría si las obras se hiciesen justo desde después del Cristo (14 de septiembre) hasta Semana Santa de 2011? Simple, más de un bar, restaurante o comercio se vería obligado a cerrar. Que no se preocupen los hosteleros, en verano saldrán adelante, los turistas beberán sidra entre palés de ladrillos, pero la beberán, y comerán sardinas pese al paso de camiones y dumpers, como pasó durante las obras del Muelle. Que venderán menos que sin las obras, es posible, pero si los trabajos fuesen en invierno no venderían ni una botellina a esa clientela tan «fiel» que a buen seguro les salva los inviernos y que seguro buscaría otras zonas para sus momentos de ocio.