Meres,

Manuel NOVAL MORO

La vida de todos puede ser mágica. Es lo que se comprobó ayer en el centro de discapacitados La Arboleya, donde la fundación Abracadabra organizó los «Talleres para gente mágica», una iniciativa destinada a acercar el mundo de la magia a personas con discapacidad psíquica.

El mago Pedro Volta convirtió en aprendices de mago a un grupo de alumnos, que probaron a enderezar cuerdas y convertirlas en pañuelos y a hacer aparecer y desaparecer los dibujos de un libro, entre otros muchos trucos.

El objetivo de esta iniciativa es servir de apoyo al desarrollo de habilidades de expresión corporal de este colectivo de personas y, sobre todo, hacerles pasar un buen rato. Unos cuantos voluntarios salieron al escenario a probarse como magos y se sorprendieron de su propia habilidad para realizar trucos.

Los talleres, que han desarrollado doce magos de toda España, han sido diseñados especialmente para personas con discapacidad, para que exploten sus posibilidades y aprendan a asumir retos. La magia se convierte, así, en una herramienta terapéutica muy útil para el desarrollo personal, a la vez que transporta a los alumnos a un mundo desconocido para ellos.

Pedro Volta recorrió con paciencia y entusiasmo todas las mesas hasta contagiar la ilusión a los alumnos, que comprobaban incrédulos cómo ellos mismos podían hacer trucos que hasta entonces les parecían reservadas para otros. Los alumnos recibieron material para todos los trucos, que pueden practicar cuando quieran.