Prendes, Mónica G. SALAS

Prendes, o Santa María de Prendes, como se llamó hace cientos de años esta parroquia, fue posiblemente, en tiempos de la monarquía asturiana, escenario de ataques normandos. En lo alto de sus valles luce la construcción más emblemática de esta localidad: el Torruxón de Prendes, del siglo XIII. Este bastión, también llamado «torre de los moros» por sus propios vecinos, fue erigido con el propósito de cumplir una función defensiva y de vigilancia. «Posiblemente, incluso, se comunicara con el resto de torres del concejo, así como con el castillo de Gauzón (situado en el concejo de Castrillón)», dice Manuel Antonio Alonso Prendes, vecino de la parroquia y ex presidente de la asociación de vecinos local, disuelta en el año 2007.

El Torruxón, cuenta Alonso, estuvo formado en su día por tres pisos y en el siglo XV llegó a ser vivienda. Además, su fachada externa estuvo decorada por varios escudos. Concretamente, los de las familias Solís, Prendes, Suárez, García y Carreño. Aunque su estado actual de conservación no es óptimo, el edificio aún preserva sus cuatro paredes y la puerta ojival en la fachada Sur, además de diversas saeteras defensivas. El paso del tiempo pero sobre todo las condiciones climatológicas han sido, durante todos estos años, los principales enemigos de la torre de Prendes. De hecho, hace aproximadamente veinte años la construcción fue rehabilitada, con motivo de un rayo, que ocasionó importantes daños en la fachada este del monumento. Aun así, para los vecinos de Prendes el Torruxón siempre ha sido un lugar mágico, plagado de historia y belleza arquitectónica.

Pero ésta no es la única joya arquitectónica que posee Prendes. Otras construcciones locales destacadas son la Quinta de Chor, en la que Nicanor Piñole, según explica Alonso, pintó varios de sus cuadros, y las escuelas de Albandi-Prendes, las primeras de Carreño, levantadas en 1905. El centro escolar, formado por dos aulas y vivienda para los maestros, dejó de funcionar a finales de los años setenta por falta de alumnos, pasando a convertirse en la actualidad en un vivero de empresas.

En el terreno industrial está el polígono de Falmuria, actualmente compuesto por alrededor de cuarenta empresas. Este espacio industrial, lejos de aportar beneficios a Prendes, en palabras de Manuel Antonio Alonso, no ha hecho más que «despersonalizar la parroquia». Y es que aparte de quebrar la tranquilidad en el pueblo, este polígono motivó el derrumbamiento de la iglesia de Santa María de Prendes. «Cuando comenzaron las excavaciones para la construcción del parque empresarial, al tratarse de un territorio húmedo, se produjeron corrimientos de tierra, que hicieron que la iglesia y parte del cementerio cayeran», añade. En su lugar se construyó en 1999 un nuevo templo, respetando la estructura del anterior.

Como personaje ilustre, aunque nacido en Logrezana, Prendes puede presumir de Antón de Marirreguera, conocido popularmente como «el príncipe de los poetas asturianos», que fue cura en la parroquia de 1634 a 1661. Pero aparte de este famoso poeta, los vecinos de Prendes también consideran a Pedro Morán, actual propietario del famoso restaurante Casa Gerardo, como una de las figuras más importantes que ha dado esta localidad. Por medio de su cocina, Morán ha conseguido llevar el nombre de Prendes por todos los rincones de España. «Transformó un chigre en todo un referente nacional de la hostelería», opina Alonso Prendes, quien recuerda además el pasado de este restaurante: «Antes Casa Gerardo era Casa Demetrio, fundada en 1882 por el bisabuelo de Pedro, y era el centro social del pueblo, ya que aparte de estar situado en un cruce de caminos, era tienda, bar y estanco».

La población de Prendes se dedicó siempre a la ganadería y a la agricultura, prácticas que en la actualidad, al igual que en el resto de parroquias, prácticamente se han abandonado. «Antes todas las casas tenían ganado y ahora sólo quedan cuatro, y lo mismo ocurre con la agricultura. Hace años Prendes era famosa por sus hortalizas», indica Manuel Antonio Alonso. Pero Prendes también destacó en el pasado por sus cítricos y la sidra, que aún se produce en algunas casas.

Rica en agua, por los valles de la parroquia de Prendes, una de las menos extensas de todo Carreño con 2,36 kilómetros cuadrados, discurren cuatro cursos de agua, que van a dar al polígono de Falmuria y a tres fuentes: Güeyu, del Riestro y El Monte. Además, la localidad conserva un molín de los tres que tenía: el del Cabo. La parroquia de Prendes, con alrededor de 110 habitantes, es la localidad menos poblada del concejo y todas sus casas se concentran en la ladera Norte que mira al Sur.