Con la llegada de la industrialización minero-metalúrgica, el concejo de Langreo engendra un crecimiento poblacional en demasía, obligando a sectores políticos y religiosos a buscar soluciones ineludibles al problema de la enseñanza, ofertando aulas y escuelas, donde estudiasen los hijos de técnicos especialistas, con un salario más crecido que la mayoría de los trabajadores. Bajo el mandato del mejor y más controvertido alcalde de la villa - Antonio María Dorado - el capellán Marcelino González, en 1897, propone al padre Lesmes interceder al párroco Juan Álvarez y a Asunción de la Torre - dueña de recursos- para que comunicase la anomalía al obispo -dominico Martinez Vigil- y este informase a la Madre General de la Orden, con la finalidad de que varias monjas «Dominicas de la Anunciata», organizasen en la villa un Colegio, condicionado a que se les facilitase una casa amueblada, sufragar los gastos del viaje y una paga de una peseta diaria para cada hermana. Comparecieron tres religiosas y una superiora.

Visto el éxito obtenido por los niños asistentes, a los dos meses, acudieron tres monjas más, proporcionándoles -en alquiler- una residencia en la plaza Schutlz (geólogo e ingeniero de minas alemán, fundador de la escuela de Capataces de Minas en 1855) denominada popularmente como la del «Escabeche». Dos años más tarde, se solicita al Obispo un solar edificable de su propiedad para un nuevo liceo, no logrando avenencia con el consistorio en cuanto a la construcción, pero Antonio Herrero -con intereses locales- les promete dinero para erigir la casa-colegio anhelada, falleciendo antes de iniciar la obra y los herederos se desatienden de lo ofertado. Se intenta nuevamente con el municipio, logrando la donación de mil pesetas/año (un kilo de merluza, costaba dos pesetas y uno de ternera 1,50), a cambio de la admisión gratuita de algunos niños pobres.

En 1912, se principian los trabajos en la capilla -bajo la admiración de nuestra señora del Rosario- y se incrementan el número de colegialas, especulando con otra ubicación ya que la comunidad contabiliza 13.000 pesetas ahorradas y la Casa Central proporciona 28.000 pesetas, enajenando una finca por 28.600 pesetas, propiedad de José Nart, en un lateral del parque Dorado, con ofrenda dineraria de empresas del concejo. La corriente eléctrica la proporciona sin cargo el ayuntamiento, amén de 1.200 pesetas anuales, a cambio del estudio de 15 muchachos sin recursos, perdurando los quehaceres dos años, (1922-1924). Durante la contienda civil de 1936, se trasladaron al Sanatorio Adaro, asistiendo a los heridos de las distintas batallas y una vez finalizada la guerra, retornaron, encontrándose que habían sido saqueadas y el edificio derruido por las bombas. A partir de 1956, se cursa el Bachiller Elemental, unos años después se adquiere el local anexo para su engrandecimiento, se transformaría en colegio mixto (1978), cumplido el centenario, se le dota del aula de música, laboratorio, sala de profesores, acorde con un centro de estudios del siglo XXI.