Sotrondio

J. A. VEGA

De La Campeta a Bédavo, pasando por Ordiales. Xosé Lluis García Arias, filólogo, escritor y ex presidente de la Academia Asturiana de la Llingua habló sobre el origen del nombre de los pueblos de San Martín en el aula La Plaza de Sotrondio. La charla estuvo organizada por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Academia de Juan José Calvo Miguel en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. Arias fue presentado por Pablo Arias que hizo un recorrido por sus estudios y publicaciones sobre la lengua asturiana.

El ponente comenzó su intervención recordando a Xulio Llaneza, autor de la recogida de datos sobre todos los nombres de los pueblos de San Martín del Rey Aurelio. Y dirigiéndose al público asistente les indicó que era probable que ellos supieran más que él «por la tradición y la información de vecinos», algo muy importante para buscar el conjunto de datos de la investigación toponímica. Señaló que cuando se habla de toponimia todo el mundo dice que entiende mucho, pero «la información lingüística colabora a dar importancia a las cosas».

Arias estableció tres tipos de nombres de pueblos en el concejo. Los primeros son los que se entienden con facilidad como La Cerezal, otros no son nombres tan claros como El Entrego o Blimea que hace referencia a la blima, el mimbre en castellano, y algunos son difíciles de comprender como Sotrondio. Por eso «es necesario estudiar sus nombres con serenidad y coherencia y entenderse desde el asturiano que era la lengua que usaba la gente del lugar». También es necesario saber cómo se pronuncian tradicionalmente, «porque muchos se han castellanizado con lo que les quitamos la posibilidad de interpretarlos». Cuando la gente da nombre a un pueblo, «nosotros podemos averiguar a qué se debe como en el caso de Lloréu que hace referencia al laurel, pero aunque sepamos interpretarlo no podemos saber la causa original».

A continuación pasó a hacer un recorrido por la toponimia del concejo, comenzando por el municipio, que toma su nombre de la capilla de San Martín, que va a ser punto de agrupación vecinal. Son varios los pueblos que deben sus nombres a diferentes santos como San Frechoso, santo de la Edad Media llamado Fructuoso en castellano, San Mamés o San Roque, santo vinculado a la peste. Algunos hacen referencia a nombres más modernos como Santa Bárbara, vinculada a la explotación minera.

El filólogo aludió a la importancia de la denominación porque «los nombre de los pueblos nos indican la antigüedad del lugar». En el municipio no hay nombres relacionados con la época romana como Laviana o Antuña en Langreo, que hace referencia a un personaje llamado Antón. Muchos tienen su origen en la Edad Media y algunos son mucho más modernos como Los Cuarteles o Tetuán y Cavite, que hacen referencia a las guerras coloniales.

García Arias continuó su exposición distribuyendo los pueblos en grandes bloques contenedores. Uno de ellos se refiere al terreno y en él incluyó núcleos como El Colláu, El Llano, El Cantu, La Llera, porque hay piedras menudas, o La Vallina, que se refiere a una depresión en el terreno. También los nombres nos pueden dar pistas sobre la utilización del terreno, desde La Bobia, pastos altos, a La Braña, pastos de verano, pasando por La Invernal, terrenos aprovechables de invierno. Los animales y las plantas también han servido para nominar a algunos territorios del concejo. Entre los primeros se encuentran La Milana y La Raposera y entre los segundos El Fayéu, L´Edrau o La Figal.

El ponente dejó para el final el significado de Sotrondio «que no tiene nada que ver con soto hondo como se ha dicho muchas veces». García Arias cree que proviene de la suma de «sotum», bosque a la vera de un río en terreno llano, y «rondio», redondo con lo que señalaría un soto redondo. Además piensa que está relacionado con otras dos extensiones boscosas, El Sotón y El Sutu. Estas denominaciones servirían a los habitantes de la zona para diferenciar unos de otros.