Un fulminante escape de grisú acabó con la vida de los mineros Juan Carlos Pérez, Manuel Moure, Orlando González, José Antonio "Toñín" Blanco, Roberto Álvarez y José Luis Arias, el pasado 28 de octubre, en el pozo Emilio del Valle de Pola de Gordón (León). Su vida terminó allí, en el macizo número siete de la explotación, pero para sus familias acababa de empezar una pesadilla. Desde entonces, hace casi seis meses, soportan una angustiosa carga que ayer intentaron hacer un poco más llevadera asistiendo a un acto de homenaje. El encuentro estuvo organizado por la Agrupación amigos del lenense José Luis Arias, el único asturiano fallecido, y tuvo lugar en el teatro Vital Aza. Fue un acto cargado de emoción, de lágrimas negras y de palabras entrecortadas. Las viudas que dejó la tragedia pusieron como telón de fondo un lema, con una reivindicación velada: "Queremos que esto no se olvide. Queremos que se esclarezca".

Itziar Ríos, viuda del lenense José Luis Arias, fue de las primeras en llegar al teatro. Quería que todo saliera perfecto y, entre bambalinas, explicaba su día a día: "Estoy cada día un poco peor. Porque me voy dando cuenta de todo, porque cada día lo echo más de menos. No queremos que nadie olvide lo que pasó". Arias dejó dos hijos, de cinco y doce años. Según su mujer, "ellos también lo llevan mal, pero tengo que agradecer el apoyo del pueblo y del ayuntamiento desde el minuto uno".

Un apoyo que se iba haciendo visible a medida que pasaba la tarde, cuando los asistentes empezaron a agolparse a las puertas del teatro Vital Aza. Itziar Ríos salió a respirar fuera, a la calle, y se fundió en un sentido abrazo con Marta Carbayal, natural de Malveo (Lena), y pareja del leonés Orlando González, otra de las víctimas. La lenense, entre sollozos pero con la voz rotunda, destacó que "queremos esclarecer cosas". "Lo que nos ha pasado no se puede olvidar, quien sea responsable de los hechos que tome consciencia de ello", zanjó Carbayal.

Con camisetas blancas, con una foto de cada uno de sus maridos estampada en el pecho, fueron apareciendo el resto de mujeres que perdieron a su compañero de viaje aquel fatídico 28 de octubre: María Jesús Oliveira, viuda de Juan Carlos Pérez; Verónica Alonso, mujer de Manuel Moure; Patricia Collazos, con la foto de su "Toñín" e Isabel de la Fuente, que llora cada noche a Roberto Álvarez. Ninguno de los nueve niños que quedaron sin padre estuvo presente en el acto, demasiado cargado de recuerdos y de emoción para los pequeños.

Las puertas del teatro Vital Aza se abrieron y los asistentes fueron llenando las butacas. Quedaron pocas libres, la mayoría ocupadas por familiares, amigos, vecinos y compañeros del tajo de los fallecidos. Los periodistas Bárbara Marcos y Alex Boada fueron los encargados de conducir el acto, que arrancó con un discurso de la concejala Ángeles López y una emotiva intervención de Itziar Ríos.

Sollozos y aplausos

José Luis Arias, de 45 años, era el más veterano de los fallecidos. Su prejubilación se retrasó por el nuevo plan del carbón. "Un cúmulo de injusticias te llevó hasta donde hoy estás. Deberíamos de estar los dos escuchando música desde esa otra parte, ya que era una de las cosas que nos unía. Lo hicimos durante 23 años y nos merecíamos, como mínimo, otros 23 años más", comenzó Ríos. Su voz quedó apagada por los sollozos, pero un aplauso tímido la ayudó a seguir.

Recompuesta, continuó su discurso agradeciendo "a todas las personas que están ahí, que siguen al pie del cañón aguantándome mis malos momentos". "Gracias a mi familia, que está tirando por un carro que tiene mucho peso", añadió. Para resumir su día a día sin Arias, escogió la letra de una canción de "Skontra": "La lucha la aprendí contigo, no te olvidaré. Te recuerdo y sigo en pie". También hubo palabras para los compañeros del tajo, en el que Arias era conocido como "Teya": "Gracias a los que hicieron lo posible por sacarte de ahí, por intentar aprovechar ese hilo de vida que aún te quedaba, a los que no te dejaron abandonado a tu suerte".

Ahora toca, según Ríos, que sigan "dando tira" para que los seis mineros puedan descansar en paz. "Te quiero campeón, todos te queremos. Porque te lo mereces", terminó sobre el escenario. La emoción era mucha y las canciones de "Stroza" con Tante Blanco y Mapi Quintana ayudaron a que no se desbordara. Al final del encuentro, las seis viudas recibieron una rosa de manos de los presentadores. Una flor por cada uno de los alientos que quitó el grisú, aquella tarde de octubre, en las entrañas del pozo Emilio del Valle.