La Fresneda, J. E. CIMA

Joaquín Alonso (Oviedo, 1956) es el centrocampista al que todos echan en falta en el Sporting: marcó época y sentó cátedra en sus 18 temporadas de rojiblanco, en las que disputó 679 partidos oficiales. Ahora, técnicos y aficionados ven en el juvenil Sergio Álvarez (Avilés, 1992) gran parecido con el ex internacional y, de hecho, Manuel Preciado ya lo incluyó en la pretemporada del primer equipo. LA NUEVA ESPAÑA reunió a la leyenda Joaquín, que jugaba un partido de veteranos en La Fresneda (Siero) y a la futura estrella rojiblanca Sergio, horas antes de que el juvenil emprendiera rumbo a la Costa Brava.

Tras el saludo inicial, el juvenil Sergio, que no conocía a Joaquín personalmente, exclama: «¡Vaya musculatura tiene y lo fuerte que se mantiene!». Joaquín, desde la atalaya de sus 54 años, felicita al chaval porque «te he visto jugar y tienes muy buenas cualidades. Hay que aprovechar las oportunidades. El haber jugado el partido de Santander es ya una gran experiencia. Lo principal es cuidarse y trabajar mucho en el día a día, para seguir progresando y aprender los secretos de la profesión».

El centrocampista ovetense, que es ahora presidente de la Asociación de Veteranos del Sporting y también seleccionador español de fútbol-playa, intenta inculcar con sus palabras tranquilidad y sosiego al avilesino: «Lo principal es tomar decisiones en el juego y atreverse a hacerlo. Y si tienes el respaldo del entrenador, al final salen las cosas. También hay que creérselo, porque lo que parece una cosa acaba volviéndose del revés. Todo eso me pasó a mí al principio, con pitadas incluso, y luego todo se volvió al revés y todo fueron aplausos».

De los consejos del veterano, Sergio dice que «me los voy a tomar al pie de la letra porque Joaquín sabe mucho de fútbol y fue muy grande, como me contó mi padre. Tenía solamente algunas referencias porque cuando él dejó su larga carrera de futbolista fue cuando yo nací. Fue muy bonito conocerle en directo y escuchar lo mucho que sabe de este deporte. Encima, demuestra que también es buena persona».

Sergio Álvarez empezó de minibenjamín en el Colegio Nuestra Señora del Buen Suceso de su barrio avilesino de El Pozón. De benjamín A ya fue al Avilés Industrial, y de infantil ingresó en el Sporting bajo la batuta del técnico Pintinho.

Ahora mide 1,82 metros de altura y pesa solamente 69 kilos. Esto es el motivo de que el preparador físico del Sporting le haya pedido que trabaje «bastante en el gimnasio para que coja algunos kilos de más. Un centrocampista de mi envergadura los necesita para ir también al choque y ganarlo. Como soy joven, no me han quitado de las comidas, pero ganar kilos a base de gimnasio estoy viendo que es muy fastidiado».

Ese trabajo diario pasa por 75 minutos de gimnasio y 45 minutos de carrera al trote. «No he descansado nada y voy a aprovechar ahora las vacaciones en Salou para intensificar más la preparación y también, ya, hacer cambios de ritmo en carrera. Me mandan que practique otros deportes para que me olvide del fútbol, y antes hacía fútbol sala en plan de pachanga. Me parece que sólo me gusta el fútbol, aunque es bueno desconectar un poco».

Sergio es también un buen estudiante que acabó ahora la PAU y quiere cursar estudios de perito industrial, aunque «no tengo aún decidido qué escogeré», asegura. Sergio está, sobre todo, mentalizado en la pretemporada, en «llegar con mucha ilusión y bien físicamente, porque se corre mucho. Mi intención es disfrutar de los minutos que tenga en los partidos amistosos y hacerlo bien, para dejar con buen sabor de boca a Preciado y demás técnicos del Sporting».

A pesar de su juventud, muestra el mismo desparpajo en el juego que en la conversación: tiene las ideas claras. «Busco quedarme en el primer equipo después de la pretemporada, aunque no sea el objetivo primordial. Voy a poner todos los medios por lograrlo, pero si tengo que jugar en el filial no habrá problemas y lucharé igual», manifiesta.

Joaquín, empapado en sudor tras un partido de fútbol con los amigos, le explica a la joven estrella que «lo principal a tu edad es jugar. Si un día tienes que bajar al Sporting B, lo haces, y si tienes que irte a otro sitio, también, sin problemas. No pasa nada. Así es la carrera de un futbolista. A mí, cuando me llevó Novoa al Sporting, me cedieron al Gijón Industrial y luego entrenaba en el Deportivo Gijón de Tercera, que era como la Segunda B de ahora. Novoa fue fundamental en esos primeros pasos, porque luego apostó por alinearme. Después ya me pasaron al Sporting, donde tuve el gran apoyo de Miera y salí adelante, porque confiaba en mí».

Sergio también está agradecido a sus dos últimos técnicos. «Abelardo fue muy importante en mi carrera, porque apostó para llevarme al Sporting B, y la confianza y minutos que me dio fueron esenciales. Como técnico le gustaba el balón, los entrenamientos eran muy divertidos y se reflejaba luego en el campo, con buen toque y velocidad de movimientos. Javi Vidales es un técnico más táctico, de jugadas a balón parado y posicionamiento en el campo. Eso se transmite en que luego nos colocamos mejor defensivamente y ofensivamente en los partidos».