Viendo los antecedentes, se podía presumir que la salida de Control Sport del Oviedo no resultaría tan sencilla como parecía a simple vista. Ninguna de las decisiones del actual consejo de administración ha seguido un desarrollo lógico en los últimos tiempos, así que su última actuación, su despedida de la afición, debía ser acompañada de un truco final, algo que siembre el desconcierto y que haga desconfiar al oviedismo. Ángel Martín Vaca lo ha logrado retrasando la convocatoria hasta el 11 de julio. Los interesados en acceder al Oviedo sin participación previa en el club no podrán entrar hasta finales de agosto, con la competición iniciada. El legado de Control Sport está a la altura de su caché.

La nula colaboración de Martín Vaca con el juzgado de lo mercantil número 2 evitará un adelantamiento de la fecha de la Junta. Ayer, el juzgado aún no tenía noticias de que la cédula de comunicación hubiera llegado a manos de Martín Vaca. Esto evita que se inicie el plazo de cinco días que la ley prevé para presentar alegaciones. En el mejor de los casos, el periodo de alegaciones finalizaría la semana que viene y, como es obligatorio un mes de información a los accionistas antes de celebrar la Junta, la convocatoria judicial nunca podría hacerse antes del 11 de julio. Martín Vaca tiene la junta cuando quería, aún más tarde que el 28 ó 29 de junio, la fecha que él mismo propuso en carta al Ayuntamiento el pasado 10 de abril.

La convocatoria de la Junta por parte del consejo pone el colofón a seis meses en los que Martín Vaca ha intentado impedir por todos los medios su celebración. En su coartada sorprende el argumento circular utilizado: la primera y la última excusa usada por el consejero es la misma, la falta del informe del auditor, un profesional que ha tardado más de seis meses en elaborar su informe.

Sólo la irrupción del Ayuntamiento en la trama ha logrado que llegara la reacción. Aunque al final la Junta vaya a celebrarse en la fecha elegida por González y Vaca, la indignación con el consejo de la que el Consistorio se hizo portavoz ha logrado despertar al oviedismo de su letargo: la delegación de acciones en contra González demuestra que el clamor contra su gestión es total.

Fue el propio Agustín Iglesias Caunedo el que solicitó una reunión con Martín Vaca con dos objetivos claros: que se le informara de las cuentas y que se convocara inmediatamente la Junta. El encuentro tuvo lugar el pasado 2 de febrero en las dependencias municipales. Martín Vaca esbozó la mejor de sus sonrisas ante el último apoyo institucional que le quedaba al club; romper con el Ayuntamiento significaría el ahogamiento total de Control Sport, así que accedió de palabra a las peticiones del edil.

Pero con Control Sport, las palabras y los hechos no suelen tener correspondencia. Lo sabe el oviedismo. El 22 de febrero Martín Vaca presentaba unas cuentas de la temporada anterior al Ayuntamiento, insuficientes para conocer el estado real de la entidad. El incumplimiento de la segunda de sus promesas fue aún más evidente y el consejero no dio señales de vida en los dos siguientes meses al encuentro. A Caunedo se le agotó la paciencia y el 3 de abril le dio un ultimátum a Vaca: si en 15 días no había convocatoria de la Junta, se haría por vía judicial.

El fin de las relaciones entre el consejo y el Ayuntamiento llegó con la carta que Martín Vaca envió el 10 de abril. Además de un sinfín de pretextos con los que el consejero se escudaba por no haber convocado la Junta, en el Ayuntamiento dolió especialmente el tono retador de la misiva. Dos días después, Caunedo anunciaba el inicio de trámites legales para la convocatoria judicial. Una declaración que encerraba un hecho trascendente para el futuro del Oviedo. La ruptura entre Control Sport y Ayuntamiento significaba el fin del consejo en el club. Su aislamiento se hizo total.

Pero a Martín Vaca aún le quedaba un as en la manga. Acostumbrado a los «artificios económicos» de los que año tras año alardea al presentar las cuentas, el consejero evitó que el juzgado adelantara la Junta. Con todos los trámites solventados sólo la comunicación a Vaca evitaba la convocatoria. El Ayuntamiento solicitó al vicepresidente que acudiera al juzgado para darse por notificado si realmente deseaba facilitar la transición. Martín Vaca se negó. La Junta se celebraría en julio, tal y como él pretendía.

La convocatoria no escapa a la polémica. Las cantidades anunciadas por el consejo no satisfacen a las peñas. La reducción al 61 por ciento esconde para muchos oscuras intenciones. «Reduciendo a ese porcentaje, los accionistas mantendrían su porcentaje actual. O lo que es lo mismo, en la posible ampliación, ellos mantendrían un porcentaje que les podría dejar dentro de un posible nuevo consejo», explicaba ayer la APARO en su página web. La solución ideada por las peñas propone una reducción de capital entre el 90 y el 95 por ciento. Así el accionista mayoritario vería reducido el valor nominal de sus acciones casi al mínimo, y podría peder su representación de una forma más sencilla en la posterior ampliación de capital.

El partido decisivo para el futuro inmediato del Oviedo se disputará en las condiciones que deseaba Ángel Martín Vaca, culpable directo de la dilación en la Junta. En la hoja de méritos del consejero, sin embargo, habrá que apuntarle el de unir el sentimiento de repulsa ante el actual consejo. La delegación de acciones en la sede de las peñas sigue a buen ritmo y las últimas decisiones de Martín Vaca no hacen más que acentuar el rechazo y la movilización del aficionado azul. En los próximos meses se juega el futuro de la entidad. Un futuro sin Control Sport.