El mundo mira esta noche a Cardiff, un lugar que sabe a rugby y que, por esta vez, cambiará de balón para degustar este imponente Juventus-Real Madrid (20:45 horas, Antena 3 y beIN). Imponente por una razón de lo más sencilla: se enfrentan los dos mejores equipos de Europa sin discusión. La Juventus es campeón en Italia y ha apeado al decadente Barcelona de Luis Enrique. El Madrid es campeón en España y ha dado esquinazo a Bayern Munich y Atlético de Madrid. Hay veces que por las finales asoman equipos meritorios sin más que, con una pizca de suerte por aquí y alguna que otra ayuda por allá, se plantan en la final. No es el caso. Se viene una batalla estupenda a cara de perro entre dos colosos. El premio es un pasaporte directo a la cima del mundo.

La cima del mundo, aquí y ahora, es algo así como la eternidad. Pase lo que pase, antes de la medianoche de hoy sucederá algo histórico. Si gana el Madrid la duodécima se convertirá en el primer equipo en conquistar dos Ligas de Campeones consecutivas. De eso se presume siempre. Si gana la Juventus firmará su primer triplete en 120 años de historia. De eso también se presume siempre.

Los dos son viejos rockeros del fútbol y tienen miles de cuentas pendientes. Hace 19 años, se enfrentaron en Amsterdam con aquel Zidane de blanquinegro y ese gol de Mijatovic que tanto se discute ahora. Fue la séptima. Alves lanzó ayer el anzuelo de la provocación para calentar el asunto recordando el polémico tanto. Nadie de blanco picó.

El partido también es un poco una contraposición de fortalezas. El Madrid deslumbra por su formidable ataque, 64 partidos consecutivos marcando y Cristian Ronaldo enrachado. La Juventus, por su excepcional defensa, apuntalada por el eterno Buffon: tres goles recibidos en el torneo.

Zidane tiene la gloria a un paso. Se supone que apostará por Isco en vez de Bale para formar por ese aseado 4-4-2 que ensambla tan bien al grupo y deja a Cristiano Ronaldo cerca del área. La incógnita de la Juventus de Higuaín es saber si sale con tres centrales y dos carrileros o con cuatro atrás. El fútbol italiano pivotará sobre el joven Dybala, que pasará examen en una final. No va más para un partido que dejará un sello imborrable. En Madrid o en Turín. La eternidad espera.