Grecia y las instituciones acreedoras han alcanzado un acuerdo que permitirá desbloquear un tramo del tercer rescate (2.000 millones) y obtener fondos (hasta 10.000 millones) para recapitalizar la banca, pero que ha obligado al Gobierno de Alexis Tsipras a ceder terreno respecto a sus promesas sociales en el capítulo de las ejecuciones hipotecarias. Finalmente se acordó un modelo que solo ofrece protección absoluta del desahucio a los propietarios de vivienda con los ingresos más bajos, que constituyen en torno al 25% de la cartera total de hipotecas morosas.