Miriam SUÁREZ

Tras un período de información pública de dos meses y medio, el Ayuntamiento de Gijón daba ayer por cerrado el plazo para la presentación de alegaciones contra el nuevo Plan General de Ordenación (PGO). El documento, a la espera de los escritos que puedan llegar por correo, ha recibido 1.436 recursos. Una cifra que queda muy lejos de las 3.040 reclamaciones ciudadanas que pesan sobre el planeamiento urbanístico todavía vigente. «El clima es muy distinto a cuando se aprobó el plan de 2005. En esta ocasión, yo creo que hemos conseguido un grado de consenso muy amplio», valoraba ayer el concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo.

Muchas de las operaciones que entonces fueron motivo de polémica ya no tienen vuelta atrás. Pero también influye, según el edil socialista, que «la ciudad haya ido evolucionando en el conocimiento del urbanismo y, aunque lógicamente siempre quedan aspectos objeto de duda, existe un criterio de ordenación en el que coincidimos muchos». A saber: «El de la ciudad compacta, en la que se prioriza el suelo industrial y se exprimen al máximo los suelos urbanos ya consolidados, como es el caso de las actuaciones previstas en la avenida Príncipe de Asturias, Gijón Fabril o la ronda Oeste».

El nuevo PGO «perfecciona» el urbanismo gijonés sin prescindir de los grandes desarrollos residenciales que el Plan General de 2005 localizaba en zonas rurales como Cabueñes, Granda, Porceyo o el Alto del Infanzón. Se genera así una reserva de suelo urbanizable con capacidad para 21.000 viviendas, lo que desde el punto de vista de los vecinos de la zona rural resulta «excesivo» y «está fuera de la realidad económica y demográfica» de la ciudad.

Ayer, el concejal de Urbanismo replicaba que «nuestro plan es uno de los más contenidos que actualmente se están tramitando en Asturias». Y matizaba: «Que se planifiquen 21.000 viviendas no significa que se vayan a desarrollar. Eso lo va a marcar la dinámica del mercado. Este plan posiblemente no se agotará en 10 años -período de validez que se atribuye a este tipo de documentos- y eso es una ventaja, que repercutirá positivamente en el precio del suelo y la vivienda».

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