C. JIMÉNEZ

Una mujer antipática, rebelde y con un carácter muy fuerte pero fiel a la casa de Austria. Así define la escritora y periodista candasina Maria Teresa Álvarez, condesa viuda de Latores, a la protagonista de su última novela histórica, Margarita de Parma. La obra del mismo título, presentada ayer en el Ateneo Jovellanos, narra la historia de una de las hijas bastardas de Carlos V, casada a los diez años, viuda seis meses después de ese primer matrimonio y vuelta a esposar con el nieto del papa Pablo III.

«Carlos V estuvo rodeado de mujeres importantes a su servicio. Ella era consciente de la realidad de las mujeres en la casa de Austria y estoy convencida de que hubiera querido ser un hombre», señala la autora que fue introducida, ante una sala llena hasta la bandera, por la cronista de LA NUEVA ESPAÑA Cuca Alonso. Una y otra entablaron un animado diálogo, de mujer a mujer, acerca de las inquietudes, excentricidades y alguna que otra de las cualidades de Margarita de Parma, «una mujer muy fiel a la institución monárquica que trata de mantener su libertad interior haciendo en su vida privada lo que quiere». «Algunas feministas se habrían puesto moradas con esta obra», bromeó Cuca Alonso.

La autora desveló que descubrió el personaje de Margarita de Parma cuando estaba preparando su serie de mujeres en la historia y llegó a ella cuando indagaba sobre la única mujer que ingresó en al orden de los jesuitas. «Si tuvo cuatro hijos bastardos, ¿por qué Carlos V la eligió a ella?», interrogó Alonso acerca de la decisión del monarca de darle su apellido, e incidiendo en un aspecto físico poco previsible para un mujer próxima a la corte: «era bajita, fea y con bigote», puntualizó. Maria Teresa Álvarez argumentó que ése era el apunte que de ella se hace en todos los escritos históricos. «Pese a todo, su primer esposo no la trata mal, ella está contenta», cuenta la autora, quien ve en Margarita de Parma un ejemplo de lealtad a la casa de Austria. «Yo creo que tenía unas pocas más de hormonas masculinas que femeninas. Prefería hacer largos paseos a caballo que acudir a fiestas sociales», subrayó. Sin embargo, la hija bastarda de Carlos V se rindió al afecto, quizá fingido e interesado, de su padre quien le escribió una misiva para pedirle que cumpliera con los cometidos de los Austria. Así es que mereció un sorprendente calificativo en su epitafio que la describió como un «rarísimo ejemplo de mujer», cuenta María Teresa Álvarez en el libro. «No se le conoce amor en su vida», apuntó, sagaz, Cuca Alonso.