Arcelor Mittal tendrá que concretar las medidas que va a tomar para descontaminar el suelo sobre el que se asientan sus baterías de coque en Avilés, dentro del estudio de impacto ambiental para la reapertura de sus baterías de coque de Gijón. Esa es una de las condiciones que debe cumplir el estudio, tal como reflejaba en su edición de ayer el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA), que recoge la resolución en la que la Consejería de Medio Ambiente resuelve que el proyecto de reapertura de la coquería de Veriña debe someterse a un estudio de impacto ambiental integral, que es más amplio que el estudio simplificado que había presentado en su día Arcelor al considerar que no se trataba de la apertura de una nueva instalación sino de volver a poner en servicio una que estaba parada.

La propia dirección de Arcelor ya había informado a los sindicatos que, tras la reapertura de las baterías de coque de Gijón, prevé cerrar las de Avilés en 2019. En Gijón Arcelor prevé invertir 150 millones de euros para reconstruir las viejas baterías de Veriña, aprovechando la obra civil de las mismas y algunas de sus partes. Para que pudieran seguir abiertas las de Avilés, en servicio desde hace 60 años, haría falta una inversión similar, algo que descarta la multinacional ya que las de Gijón producirán 1,1 de los 1,4 millones de toneladas de coque que consumen los hornos altos de Gijón, en los que además se van a hacer mejoras en el proceso de inyección de carbón con lo que reducirán su consumo de coque.

Al incluir en la misma resolución las baterías de Gijón y Avilés, el Principado está contemplando como una única instalación, desde el punto de vista medioambiental, a las dos factorías de Arcelor en Asturias. En la resolución no sólo pide que se expliquen las medidas para limpiar contaminantes tras el cese de las baterías de Avilés, sino que también debe especificar qué medidas tomaría en el mismo sentido en el caso de cerrar las de Gijón, con el destino al que se dedicarían los suelos.

La resolución del Principado también obliga a que Arcelor haga una evaluación de la situación actual de la calidad del aire y la compare con la situación que se producirá con cada una de las alternativas que plantee para la reapertura de las baterías. Se trata de un aspecto relevante, dado que en el estudio de impacto simplificado que había presentado la siderúrgica, había realizado la comparación de las baterías reconstruidas con la situación que se daba antes de que en 2013 se cerraran las viejas baterías de Gijón, cuyo deterioro era una de las causas de las superaciones que se producían de los niveles de contaminación permitidos.

Además, el Principado también obliga a Arcelor a que en el nuevo estudio de impacto ambiental ordinario de respuesta a todas las alegaciones que presentaron diversos colectivos durante la tramitación del estudio simplificado. Entre esas alegaciones figura la formulada por la Plataforma Contra la Contaminación en Gijón y algunos de sus integrantes, como los grupos ecologistas, que reclaman que se construyan unas baterías completamente nuevas, en lugar de la reconstrucción de las clausuradas en 2013.

La resolución también establece que en el estudio ambiental se deberán valorar "diversos niveles de implantación o reforma de las instalaciones", evaluando los impactos de cada alternativa, describir las medidas para evitar esos impactos con las mejores técnicas disponibles, así como señalar las medidas para evitar la contaminación acústica y la de las aguas.

La Coordinadora Ecologista de Asturias valoró ayer positivamente que el Principado haya obligado a Arcelor Mittal a realizar un estudio de impacto ambiental completo, pero mantienen que la única alternativa ambientalmente aceptable es que se hagan unas nuevas baterías.

El portavoz de la Coordinadora, Fructuoso Pontigo, señaló que "ya nos resulta extraño que se pretenda en uno de los sitios más contaminados de España como es Gijón y Carreño, el reinicio de la actividad de las viejas baterías de coque de Arcelor de Gijón, en vista de las graves deficiencias que presentan las que fueron paradas en el año 2013 y que no se resuelven con reformas como aquí se nos anuncian en el proyecto: mejorar las instalaciones de lavado de gas de coque, que eran malísimas; mejorar el aprovechamiento de los diferentes subproductos generados por las baterías, gran parte de los cuales se vertían y construir una planta de tratamiento biológico de sus aguas residuales que antes no tenía. El resto del proyecto son reformas sobre lo existente, a pesar de los años que lleva. Nos parecen medidas insuficientes para solventar los graves problemas de las instalaciones completamente obsoletas y una chapuza más por parte de Arcelor, que nos parece claramente inaceptable en una factoría muy contaminante al aire, al agua y al suelo. Una factoría que queremos que continúe generando empleo pero no a cualquier precio ni de cualquier manera como se pretende con la complicidad del Principado y el Ayuntamiento de Gijón", señala Pontigo.

La Coordinadora Ecologista señala que en 2011 la multinacional propuso hacer unas nuevas baterías sobre las que llegaron a realizarse el trámite ambiental de consultas ambientales y "seis años después lo que pretenden hacer es parchear la viejas y obsoletas de Gijón", apunta Postigo.

El planteamiento es compartido por Ecologistas en Acción y por la Plataforma Contra la Contaminación Atmosférica en Gijón, que consideran imprescindible la construcción de unas nuevas baterías.