Luarca (Valdés),

A. M .SERRANO

Nació en 1992 como escuela de música y en 1998 se convirtió en conservatorio. Valdés y Navia se unieron en aquella década para sacar adelante un proyecto entonces difícil, por la situación de las administraciones locales y por el gran esfuerzo gestor y económico que exigía. «Pero entre todos fue posible», explica José Avello, director del Conservatorio de música del Occidente, quien muestra con entusiasmo las matrículas del centro: este curso se han duplicado con respecto al año anterior y el interés por la enseñanza reglada y no reglada que imparte ha aumentado.

Avello tiene una explicación para estas cifras. Los 21 profesores del centro realizan un serio esfuerzo de promoción con los conciertos dirigidos a niños que se organizan todos los años y que tratan de involucrar a toda la comarca y a la mayor parte de los centros educativos. Es con este tipo de actividades «con las que los niños, los potenciales estudiantes, se enganchan», indica.

Además de lenguaje musical, asignatura común a todas las especialidades, en el Conservatorio del Occidente se imparten lecciones de violín, viola, violonchelo, contrabajo, piano, acordeón, guitarra, flauta travesera, saxofón, oboe, clarinete, trompeta, trombón, percusión y gaita. Tras cinco años, los alumnos se llevan a sus casas una diplomatura universataria. Este año, son casi 300 los matriculados en Navia y Valdés.

Los dos concejos comparten responsabilidad en el funcionamiento del centro, que no está plenamente financiado por el Principado, como los conservatorios de Gijón y Oviedo. En el Conservatorio del Occidente son muy importantes las familias: desembolsan la matrícula y pagan una cuota mensual que resulta imprescindible para el funcionamiento del centro. Y en esta época, en la que se continúa hablando de crisis económica, este esfuerzo es muy importante y mide el interés de la población local por la música.

A las villas naviega y luarquesa acuden a recibir sus clases alumnos de Ribadeo y de Pravia. «Damos servicio a todos los concejos del noroccidente», precisa Avello. Lo más difícil para la directiva es cuadrar los horarios. Los profesores siguen siendo los mismos, pero las horas lectivas aumentan porque cada alumno necesita su clase de instrumento personal y este año, en enseñanza no reglada, son 16 alumnos más y, en reglada, otros 32. Lo habitual es que las horas lectivas se dirijan a niños y adolescentes de los centros escolares e institutos, pero también existe oferta para los alumnos dentro de la formación que no se enfrenta a pruebas finales.

El Conservatorio de música del Occidente tiene matriculados alumnos de edades comprendidas entre los cuatro y casi los 80 años. Y en el futuro espera seguir mantiendo su actividad o, al menos, no disminuirla. Su objetivo, «una aspiración legítima», según proclama su director, es igualar la oferta de los conservatorios de Gijón y de Oviedo. Matrículas no les faltan.