La mecanización del campo ha traído como consecuencia la pérdida de unos usos y costumbres que las generaciones jóvenes desconocen ya por completo. En la feria anual de San Pedro, celebrada el otro día en Mallecina, la organización de la misma había habilitado un cercado especial para realizar una demostración de doma de bueyes, esto es, dos ejemplares llegados del monte, donde habían nacido y crecido, recibían el bautismo del yugo y, por tanto, quedaban en manos de un experto carretero que se encargaría de uncirlos y entrenarlos en las tareas campesinas.

Por aquí, por la comarca occidental de Asturias, es muy conocido el concurso de arrastre de bueyes que se celebra todos los años a la altura de la celebración del Pilar de Foyedo, en la parroquia de Arcallana, -que te repongas pronto, amigo Alán, que las fiestas ya están ahí-, con participación de parejas de varios concejos y en el que viene resultando triunfador, edición tras edición, el carretero de Pillarno de Castrillón, Luisito, que tiene posiblemente la mejor pareja de bueyes de todo el territorio asturiano. Pero no se había hecho nunca, al menos que uno tenga conocimiento de ello, una demostración en vivo y en directo, de cara al público, sobre las habilidades que tiene que tener el carretero para domar a unos bueyes que llegan del monte y que desconocen lo que es el yugo y las mullidas.

La organización de la Feria de Mallecina habilitó un recinto bajo los carbayos de Carceda y cuando la concentración ganadera iba ya en declive y no se había dado paso aún a las meriendas familiares, se inició la demostración, que corrió a cargo de Manolo el Turbo, de Gallinero de Malleza, quien ayudado por su padre procedió a ir colocando a los bueyes en pareja y dando en todo momento un trato exquisito a los bueyes, hablándoles constantemente, dominando la situación sin necesidad de guiada con pincho, empujándolos incluso para que se colocasen en su sitio. Los bueyes, de buena estampa, ya entrados en peso, parecían algo nerviosos e inquietos, a lo que los dos Manolos -padre e hijo tienen el mismo nombre- justificaban que el bullicio natural de la feria los hacía sentirse un poco intranquilos porque su lugar de origen son los montes y los pastos de montaña de la franja que limita los concejos de Salas, Valdés y Cudillero.

Poco a poco y arrimando el hombro incluso sobre la cerviz de los bueyes, haciéndoles retroceder empujándolos en el hocico, fueron los dos carreteros colocando las mullidas con sus mosqueras, deslizaron las lazadas de las cornales para ir iniciando el xuncido e iniciaron la colocación del xugo en su sitio. Pero quedaba, en cada uno de los bueyes, una oreja fuera de lugar, hacia la parte delantera, con lo que había que casi comenzar de nuevo para dejarlo todo correcto y que el animal no protestase cuando se le apretaba la cornal. En cuestión de media hora los dos bueyes quedaron ya en disposición de dar una vuelta al recinto para que el numeroso público que había seguido la demostración comprobase el ritmo con el que se movía la ya acoplada yunta.

Los organizadores de la Feria anual de San Pedro de Mallecina han sacado la conclusión de que estas demostraciones de viejos usos y costumbres agradan al público, porque incluso el presentador de la exhibición tuvo que atender varias preguntas que le hicieron desde la valla protectora y cabe señalar que la sorpresa fue mayúscula cuando se comprobó que muchas de aquéllas eran formuladas por niños, siendo la más sorprendente la de un espectador de 7 años del concejo de Pravia que quiso saber, pues como los dos bueyes eran del mismo tamaño, de color roxu y con los ojos azules, si eran gemelos. «No, no lo son», aclaró Manolo. Y el abuelo, que lo llevaba de la mano, dijo: «Ves, ya participaste con una pregunta que me pareció muy buena, y el año que viene volvemos».

Esta demostración de doma de bueyes se va a ir perfeccionando en ediciones sucesivas. Para empezar, el próximo año se llevará un carro al recinto y la pareja de bueyes terminará dando unas vueltas por el corralito para que se pueda comprobar el paso lento, acompasado, sereno y tranquilo que ha de llevar toda buena pareja domada por experto carretero. Muchos de los espectadores, especialmente los más jóvenes, pero que rondaban los 20 años ya, declararon allí mismo que ellos desconocían por completo este oficio de domar bueyes. En el campo se están perdiendo muchas cosas y entre ellas la del oficio de carretero. No se utilizan ya las parejas para las faenas del campo. Primero los utilitarios pascualinos y en las últimas décadas los tractores de mayor envergadura realizan todas y cada una de las faenas mientras los bueyes están pastando tranquilamente en su medio natural.

En Mallecina se fue explicando lo que son las mullidas, las cornales, el xobexu, las mosqueras y, por supuesto, el xugo, que tiene también su postura natural, y fue adecuado informar sobre el lugar donde va enganchado el tiro y la forma de desplazarlo hacia un lado o hacia otro según la fuerza que tenga cada uno de los bueyes. En ocasiones hay que arrimar la gabita hacia el que tiene mayor peso para que trabaje más a la hora de efectuar el arrastre. Fueron incluso palabras que hubo que ir traduciendo porque para muchos espectadores era la primera vez en su vida que las escuchaban. Y al finalizar, pues Manolo el Turbo se fue con el presentador a tomar la robla tan contento como si hubiese cerrado el trato de venta de la pareja de bueyes. Es norma de la casa.