Opinión

La larga sombra de una fecha

Hay acontecimientos, como la fulminante caída de la dictadura portuguesa sin apenas víctimas hizo ayer 50 años, que a pesar de lo que muerda la rabiosa actualidad no deben dejarse pasar, y menos todavía teniendo en cuenta sus efectos sobre España: dio ínfulas a la oposición antifranquista, puso en guardia a la dictadura española (en última instancia militar), pero, sobre todo, fue un serio aviso a los guardianes del sistema (la OTAN), dado el sesgo izquierdista que en seguida tomó la Revolución portuguesa. A partir de ese momento la prioridad de Occidente, con el auxilio de la II Internacional, sería, además de reconducir la Revolución a un régimen más echado al centro, someter un futuro cambio en España a una estricta tutela, para que no cayera en manos "rojas" el flanco Sur de la Alianza. La transición española y sus transacciones no se entiende sin ese dato, casi siempre omitido.

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