La figura del promotor de la ley de Parques Nacionales, el gijonés Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós, fue ayer ensalzada en el centro de visitantes que lleva su nombre en Cangas de Onís con motivo del centenario de la norma. Pidal, que se licenció en Derecho en 1891 por la Universidad Central de Madrid, fue político, jurista y escritor y está considerado como uno de los precursores del alpinismo español, al ser el primero en ascender al pico Urriellu junto al lugareño Gregorio Pérez "El Cainejo", al que más tarde nombraría guarda mayor del Coto Real de los Picos de Europa. Diputado por el Partido Conservador desde 1896, con 45 años fue nombrado senador vitalicio por el gobierno de Eduardo Dato. Desde ese puesto comienza su campaña para la creación de una Ley sobre Parques Nacionales, llegando a viajar a Estados Unidos para conocer de cerca la experiencia americana, en concreto en los Parques de Yellowstone y Yosemite.

Aunque Pidal, marqués de Villaviciosa de Asturias, ya había realizado una intervención en las Cortes en el año 1915 solicitando la aprobación de una ley de protección, será al año siguiente cuando presente en el Senado su proyecto. El documento constaba sólo de tres artículos y obtuvo el respaldo del rey Alfonso XIII, con el que Pidal compartía la afición por la caza. Se creó para su trámite parlamentario una Comisión Mixta Congreso-Senado, que finalizó con la aprobación definitiva de la ley el 7 de diciembre de 1916.

Así, la figura de los parques nacionales se incorporaba al ordenamiento jurídico del país. Gracias a ella se declararon el parque de la Montaña de Covadonga y el de Ordesa (1918), el del Teide y la Caldera de Taburiemte en las islas Canarias (1954) y el de Aigües Tortes i Estany de Sant Maurici (1955) en Cataluña. Pidal quedó vinculado a su obra mediante la Comisaría de Parques Nacionales (1917) cuya dirección ostentó hasta 1935.