Pablo GALLEGO

Hasta el próximo mes de septiembre, la ópera se ha despedido del teatro Campoamor. Anoche, la cuarta y última función de «Tristán e Isolda», de Wagner, bajó el telón de la temporada número 63 de la Ópera de Oviedo. Un ciclo lírico marcado por la pérdida de toda la actividad paralela a las funciones del Campoamor -salvo el próximo espectáculo infantil, costeado por Cajastur- a causa de los recortes en las subvenciones públicas al ciclo. Mantener los cinco títulos de la temporada, con cuatro funciones por ópera y otras dos fuera de abono, obligó a cambiar un título y a extremar el cuidado del presupuesto de la entidad, puesto al límite por las instituciones.

LA NUEVA ESPAÑA inicia hoy su balance de la Temporada de Ópera a través de las opiniones de profesionales y aficionados a la lírica sobre los cinco títulos vistos entre septiembre de 2010 y febrero de 2011: «L'incoronazione di Poppea», de Claudio Monteverdi; «El trovador», de Giuseppe Verdi; «Katia Kabanova», de Leos Janacek; «L'elisir d'amore», de Gaetano Donizetti, y «Tristán e Isolda», de Richard Wagner.

«En conjunto, la temporada fue espléndida», opina Julio Carbajo, profesor de Derecho Civil, «y en algún título concreto, magnífica». Destaca «unas puestas en escena muy cuidadas». «"L'elisir " me gustó mucho porque fue viva, con color, como corresponde a esa obra». En cuanto a «Katia Kabanova», destaca la efectividad de una atmósfera «claustrofóbica y oprimente» en la que vive la protagonista de la ópera. «Y volvió a funcionar muy bien "Tristán", con una iluminación maravillosa». Sobre las orquestas, opina que estuvieron «muy bien, especialmente en Wagner; quizá Donizetti no me convenció tanto». En el caso de los cantantes afirma que «la tónica general fue aceptable, sobre todo en "Tristán", la ópera más redonda de todas». «Con ingresos menguantes y con el trabajo de la directiva se aguanta el tirón: es el milagro de la Ópera de Oviedo».

El equilibrio es lo que, en palabras de María Sanhuesa, profesora de Musicología, ha caracterizado la Temporada de Ópera. «Ha sido ecléctica, con un poco de todo»: tanto títulos que fueron estreno en Oviedo (los de Monteverdi y Janacek) como repertorio «de toda la vida», con Verdi y Donizetti. «Hubiese preferido ver otro Wagner», añade, «pero "Tristán" fue la solución para poder mantener el quinto título». El título inicialmente previsto era «Lohengrin», pero los altos costes de la producción, imposibles de pagar con el actual presupuesto, obligaron al ciclo a reponer la producción propia de «Tristán e Isolda» estrenada en septiembre de 2007, como parte de las celebraciones por el 60.º aniversario. «Siempre voy a preferir un repertorio menos trillado», señala. Sobre «Katia Kabanova», Sanhuesa afirma que la aparente escasa respuesta del público no debe causar preocupación: «No creo que la impresión haya sido tan negativa; lo peor es que una obra así resulte indiferente, y no fue el caso».

Paloma Muro de Zaro, ama de casa, agradece que la temporada «traiga cosas buenas». «Los cinco títulos han estado muy cuidados, cada uno dentro de su estilo, he disfrutado mucho». De las cinco óperas se queda «con la primera y con la última», «L'incoronazione di Poppea» y «Tristán e Isolda». «Muchos aficionados no pueden desplazarse fuera de Asturias a ver ópera, así que agradezco que nos traigan aquí esos títulos, nuevos y distintos», añade. Algo que, si se quiere hacer con la calidad que exigen los aficionados asturianos, cada vez es más difícil.

«Este recorte tan brutal en lo económico nos ha perjudicado», afirma la abogada Carmen García Trelles, «no sé hasta dónde podremos llegar». «Aun así, la temporada ha estado muy cuidada y variada».

De los cinco títulos presentados desde septiembre, «Tristán e Isolda» es el que más ha impresionado al notario José Alfonso García: «Salió muy bien». Respecto a «El trovador», García reconoce que no le gustó tanto al tratarse de una acción teatral «demasiado estática». La soprano protagonista, Hui He, consiguió impresionarle en una obra «dificilísima». «"Katia Kabanova" no la conocía y me impresionó, y quizá el público se aburrió con "L'incoronazione" por su duración, pero tuvo un nivel muy alto».

«Las voces escasean, encontrar algo bueno es difícil, pero me ha parecido un año más que correcto», opina Vicente Cue, crítico de danza. «La asociación ha procurado esmerarse, y en general ha estado bastante bien. Quizá de forma global la "Poppea" pasó más desapercibida de lo que se esperaba». Cue destaca el debut de Elisabete Matos en el papel de Isolda, y hubiera deseado ver «un poco más de amor» en «Katia Kabanova». «Pido excelencia, no me conformo», sentencia.

«En que el público no falte a la temporada es donde se nota la afición de muchísimos años. No sólo los 63 de esta etapa, sino muchos más, ya desde el teatro del Fontán», apostilla Julio Carbajo: «Una temporada y una afición así no se improvisan».