C. G. M.

«Lucia es una víctima en un mundo de hombres y el aria de la locura, que pone lo pelos de punta, es el resultado de un ambiente opresivo que le ayuda a salir de tanto maltrato», apuntó ayer la cantante María José Suárez durante una charla-coloquio que sobre la psicología del personaje principal de la ópera «Lucia di Lammermoor» tuvo lugar ayer en el Aula Magna del edificio histórico de la Universidad.

Junto a la mezzosoprano se sentaron en el estrado Emilio Sagi, director de escena de la obra de Donizetti que este mes se representa en el teatro Campoamor, y Marino Pérez, catedrático de Psicología de la Universidad asturiana y profesor de María José Suárez en sus años de estudiante de Psicología en Oviedo.

Durante su intervención, Marino Pérez, que abrió el acto presentado por Vicente Domínguez, vicerrector de extensión universitaria, explicó cómo la trama de la ópera está inspirada en la obra "La novia de Lammermoor", del británico Walter Scott, «una novela de atmósfera siniestra, de ambiente gótico y presidida por el fatalismo que cuenta los infortunios de un amor desgraciado y tiene guiños literarios, como la predestinación que hay en las tragedias griegas o la similitud del mayordomo de Edgardo (el amor de Lucia) con Sancho Panza».

El catedrático de Psicología resaltó el amor romántico de los protagonistas, «que da lugar a la locura; no en vano, Lucia pierde todo lo que da salida a su vida y queda sumergida en la vida de su familia».

Sagi, a lo largo de su exposición, en la que recordó los años de alumno de la Universidad ovetense (estudió Filología Inglesa), desgranó las principales características de los personajes de una ópera que tiene, dijo, «unos valores teatrales muy grandes». Y destacó, al igual que María José Suárez, el dúo de la soprano y el barítono, llamado de la locura, «muy dramático y de gran dificultad. Ya en la partitura de Donizetti es una escena perfecta», señaló.