Barítono, hoy ofrecerá un recital en la Filarmónica

J. N.

El barítono castrillonense David Menéndez ofrecerá hoy un recital, acompañado al piano por Rubén Fernández-Aguirre, en la Sociedad Filarmónica de Oviedo. La cita es a las ocho menos cuarto, con obras de Gounod y Guastavino.

-¿Cómo será el recital?

-En la primera parte cantaré un ciclo de Gounod que se llama «Biondina». Está escrito en italiano, aunque Gounod era francés. Monté el ciclo el año pasado por encargo del teatro Arriaga de Bilbao. Es la primera vez que se hace cantado por un barítono en España. Tuvieron que arreglar las partituras para mí. Habrá un recitador, una voz en off, que leerá primero el texto en castellano. Son doce canciones. En la segunda parte haremos una selección de un ciclo, «Flores argentinas», de Guastavino. Cantaré seis canciones. Acabaré el recital con dos romanzas de zarzuela.

-Vuelve a Oviedo.

-En estos años hice aquí la «Misa de la coronación», con el coro de la Fundación Príncipe de Asturias; «La del manojo de rosas», como Joaquín, y la ópera «Una italiana en Argel», como Tadeo, en octubre de la temporada pasada. Vengo de hacer en Madrid «El juramento», de Gaztambide, con Emilio Sagi y hace poco, «Così fan tutte».

-¿Por qué está afincado en Valencia?

-Allí cursé el grado superior de canto con Ana Luisa Chova y allí tengo la base de operaciones. En el grupo de gente en que me muevo todos tienen conocimientos musicales porque de críos todos van a la banda.

-Aquí, al coro.

-En el Norte hay mucha tradición coral, pero a la hora de cantar profesionalmente...

-Vivir y/o cantar.

-Lo principal es vivir. Una parte de mi vida es cantar, pero no es el todo. De lo contrario, cantar se volvería obsesivo o poco sano.

-¿Debuta en la Filarmónica?

-En la Sociedad Filarmónica de Oviedo debuto. En el teatro Filarmónica de Oviedo ya canté tres veces. En dos ocasiones en «El gato con botas», de Montsalvatge, con Emilio Sagi y Ágatha Ruiz de la Prada. Y también di un recital por los cuatrocientos años de la fundación de la Universidad de Oviedo.

-¿Qué recuerdos tiene de sus estudios en Oviedo?

-Mi profesora fue Dolores Suárez Tamargo, en lo que ahora es Musical Principado. Una academia. Siempre me examiné por libre.

-¿Así toda la carrera?

-Sí, aunque es más difícil. Te lo juegas todo en un examen. En mi plan de estudios para la titulación de canto que realicé te exigían seis años de piano y, claro, te presentas por libre, no te conocen y te exigen como si fueses a dedicarte profesionalmente a ser pianista.

-Hay pocos alumnos de canto.

-No, mucha gente estudia canto, pero salen muy pocos por los profesores. Por desgracia, no hay muchos profesores que enseñen bien. Es frecuente que al acabar la carrera, como no tienen posibilidades de cantar, se dedican a la enseñanza sin estar de verdad preparados. Les pueden llegar grandes voces, pero no saben enseñar. Un mal profesor estropea una voz, y una voz no se puede comprar en una tienda de instrumentos.