La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

NIEVES HERRERO | Periodista y escritora, presenta la novela "Lo que escondían sus ojos"

"Sonsoles de Icaza descubrió el amor con Serrano Súñer y se volvió loca"

"En mi hotel encontré a un hombre cuya madre vio embarazada a Carmen Polo"

La periodista y escritora Nieves Herrero, a su paso por Oviedo. | nacho orejas

"Lo que escondían sus ojos" es la primera novela histórica de Nieves Herrero, un trabajo que tiene mucho de periodístico. Ha entrevistado a los pocos supervivientes de aquella historia folletinesca del régimen franquista, protagonizada por la marquesa de Llanzol y Serrano Súñer, brazo derecho del Jefe del Estado. Herrero también ha rescatado los libros y periódicos que su propio padre, con un gran interés por la posguerra, acumuló hasta su muerte y los ha revisado leyéndolos para documentarse.

-¿Tiene respuesta para el título de su libro? ¿Sabe qué esconden los ojos de Sonsoles de Icaza?

-La marquesa de Llanzol lo tenía todo, pero le faltaba lo esencial, el amor. Sus ojos escondían tristeza.

-Pero amó a Serrano Súñer.

-Sí, se enamoró de él como una adolescente y de ese amor vivió toda su vida. No supo medir las consecuencias: su hija Carmen Díez de Miranda se enamoró de un hijo de Serrano, de su hermano.

-¿Fue una relación duradera?

-Yo la interrumpo en el 42, cuando nace la niña. Unos días después se produce el cese de Serrano Súñer. Sonsoles y Serrano mantienen la relación hasta el 55, pero nunca fue como aquellos tres años que vivieron como si no existiera un mañana. Habían pasado la Guerra Civil y estaba ahí la II Guerra Mundial.

-Una época intensa.

-Al marido de la marquesa le dieron hasta el viático, porque contrajo tifus. Si no morías de enfermedad, era de hambre o en la guerra. Sonsoles se casó con un hombre que le doblaba la edad -ella tenía 20 y el 45- por la situación económica de la familia y cuando descubrió lo que era el amor con Serrano se volvió loca.

-Carmen Díez de Rivera adoraba al marido de su madre.

-El día que le dijeron que no podía casarse con quien descubrió que era su hermano acabó para ella todo, se metió en un convento de clausura y se fue de voluntaria a Costa de Marfil. Cuenta que bebía el agua de los charcos porque quería morirse y cuando volvió la madre la echó de casa. Sólo le quedaba el marqués de Llanzol: buena persona, gran caballero, muy amoroso con sus hijos, siempre cogía regalitos para ellos en las fiestas, era un obseso de los relojes, muy metódico, un héroe de guerra.

-¿Y la marquesa? ¿Cómo era?

-De armas tomar, muy caprichosa, quería vivir y el amor de Serrano Súñer la hizo vivir. Jaime Peñafiel, que la conoció, dice que era una antipática.

-Elegante.

-Era musa de Balenciaga, una de las pocas mujeres que se podían permitir sus trajes hasta para dormir: su pijama era de Balenciaga.

-Serrano Súñer sacrificó su carrera política por ella.

-Iba perdiendo poder, él que había sentado las bases del régimen, y entre visitas a Hitler va siendo desplazado. Estaba casado con Zita Polo, la hermana pequeña de Carmen Polo, y aquella relación fue un desafío.

-¿Ha encontrado documentación para su novela en Asturias?

-En algunas cosas, sobre los Polo. Carmen Polo hizo de madre de su hermana Zita y fue ella la que le presentó a Serrano Súñer. Cuando éste empezó a acumular poder, cuando se atrevió a criticar los discursos de Franco en voz alta, lo puso en su sitio. A Carmen Polo la molestaba mucho un rumor: decían que no había tenido a su hija, que era adoptada, y ella respondía que en Oviedo sabían que había estado embarazada. En este viaje un empleado del hotel en el que me alojo cuenta que su madre vio a Carmen Polo embarazada.

Compartir el artículo

stats