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La gran mudanza sanitaria en Asturias

La falta de autobús al nuevo Hospital indigna a los ovetenses

"Somos de segunda en nuestra propia ciudad", claman por el lío entre administraciones que impide habilitar una parada

Uno de los autobuses interurbanos que dan servicio al hospital. MIKI LÓPEZ

Indignados con la distancia y con la cuesta que hay que librar para llegar al nuevo hospital. Así estaban ayer los pocos ovetenses que se atrevieron -"esto no está para cualquiera", advertía una vecina de la calle Independencia- a utilizar la línea de TUA (el bus urbano) que tiene la parada más cerca del complejo de La Cadellada, a medio kilómetro. Mientras, los autobuses interurbanos (los que vienen de fuera de Oviedo) depositaban a los vecinos de otros municipios asturianos a la puerta del hospital. Una situación que indignaba aún más a los ovetenses. "Siento que me están tratando como ciudadano de segunda en mi propia ciudad", aseguró el ovetense Dionisio Álvarez, que optó por desplazarse en su coche particular al no ver claro el tema del autobús.

Esta situación tan atípica viene dada por las diferencias entre las administraciones regional (PSOE) y local (PP). El Principado ha habilitado dos paradas de autobús en el interior del recinto hospitalario y el Ayuntamiento ha exigido el mismo trato para los autobuses urbanos. Además, el bus regional se nutre de paradas de la red ovetense, circunstancia con la que el Ayuntamiento no está de acuerdo. Así las cosas, "dentro de un mes" es la última fecha dada por el equipo de gobierno de Agustín Iglesias Caunedo para poner en marcha la nueva red de bus con cuatro líneas con destino a La Cadellada.

La primera vez que Ángeles Sánchez, vecina del centro de la ciudad, se desplazó al nuevo hospital lo hizo en un taxi que cogió en la calle Fray Ceferino -"en la parada y en la dirección correcta", puntualiza- que le cobró 5,38 euros. Ayer tenía que pasar consulta y optó por una opción más barata: el autobús. "Ahí dentro no se habla de otra cosa, los de Oviedo están que trinan. Yo, afortunadamente, me puedo mover y caminar. Pero esta distancia y esta cuesta no están para cualquiera", indicó. "La gente que va al hospital está enferma y muchos tienen problemas de movilidad", dijo.

José Álvaro González Tuñón, a pesar de vivir en La Corredoria, el mismo barrio en el que se emplaza el HUCA, tuvo que pedir a su hijo que lo acercase en coche al centro hospitalario. Camina con muleta y lleva una prótesis. "Esto tienen que arreglarlo, no puede quedar así", manifestó en el camino de vuelta a casa, que lo hizo andando, no sin dificultades.

A las siete de la mañana salió Luisa Fernández de su casa de Riosa para llegar a tiempo a su cita con el médico. También la llevaron en un coche particular, pero la vuelta no le quedaba otra más que hacerla en autobús. Desde el HUCA recorrió el medio kilómetro que separa el complejo sanitario de la parada de la línea 2 para llegar a la estación central de autobuses y desde ahí coger un bus a su casa. "Llegaré para la cena", se despidió la mujer desde el autobús.

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