"Seiscientas veinte reservas para cenar y la rifa de un carretillo con jamón, fabada asturiana, bombones y fruta". Así de "suculento" suena el plan con el que los vecinos de Santullano ponían fin, durante la jornada de ayer, a cuatro días de celebración.

A las 19.00 horas tenía lugar el reparto del bollo, donde el orbayu apenas sí lograba minar el espíritu de la fiesta. "En los últimos quince años, es la tercera vez que llueve", afirma Gustavo Fernández, presidente de la comisión de fiestas. Con todo, para la noche los vecinos preveían una verbena que se alargaría hasta las cinco y media de la madrugada.