El triduo en honor y gloria a la Madre de la Esperanza de la Hermandad de los Estudiantes finalizó ayer con el tradicional y multitudinario besamanos en la iglesia parroquial de San Francisco de Asís. Un acto solemne que incluyó una ofrenda a la imagen de la Virgen de la Esperanza, que está expuesta en el altar vestida por el grupo de priostía y los vestidores de la Hermandad de los Estudiantes.

La ceremonia religiosa, oficiada por el párroco Juan José Tuñón Escalada, tuvo un tono muy especial, que fue el que le imprimió con su actuación el Coro de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío, de Gijón, que terminó la eucaristía cantando la salve rociera.

Después, militares de esta Hermandad entregaron a perpetuidad a la Virgen de la Esperanza las medallas que consiguieron en misiones realizadas en Afganistán, Kosovo y el Líbano.

Al final se presentó el cartel conmemorativo del X Aniversario de la Hermandad de los Estudiantes, una obra del pintor palentino Rubén Maestro.