Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

El Servicio de Salud del Principado (Sespa) flexibilizó ayer su posición sobre los descansos posteriores a las guardias nocturnas, pero el Sindicato Médico (SIMPA) considera que dicha cesión es insuficiente y que la única opción aceptable es la libranza -sin contrapartida alguna- de las mañanas subsiguientes a las noches de trabajo.

Aunque las negociaciones entre ambas partes se reanudarán a las seis de la tarde de mañana, miércoles, prosigue su curso la huelga de facultativos convocada por el SIMPA como protesta contra la aplicación en la sanidad asturiana de la ampliación de la jornada laboral de los empleados públicos. A este programa de paros le restan el miércoles y el viernes de esta semana, así como el lunes, el miércoles y el viernes de la próxima. De otra parte, hoy comienzan las cuatro jornadas de huelga impulsadas por los sindicatos Comisiones Obreras, SATSE, USAE y SICEPA-USIPA para los días 20, 22 27 y 29 de noviembre.

¿En qué consiste la flexibilización ofrecida por el Servicio de Salud? La respuesta exige poner en antecedentes sobre la situación previa. Desde hace años, los médicos que hacían guardias nocturnas las concluían a las ocho de la mañana y se iban a su casa: libraban esa mañana. Sin embargo, la novedad -y la polémica- llegaron con la reorganización que la Consejería de Sanidad arbitró a finales del verano, en la que se establece que los profesionales descansen después de las guardias nocturnas, pero que «recuperen» las horas que dejen de cumplimentar esa mañana. Una parte de esas horas las recuperarían no cobrando el primer tramo de la guardia que realizan, y el resto deberían «devolverlas» dedicándolas a «actividades de investigación, docencia o formación de interés estratégico para la organización, de una forma más libre». De hecho, en las nóminas de este pasado mes de octubre ya se practicaron los descuentos correspondientes a las citadas primeras horas de las guardias.

La novedad de la oferta de ayer radica en que la Administración se aviene a pagar esas primeras horas de la guardia, pero mantiene su pretensión de que los profesionales «devuelvan» una parte de la mañana librada con actividad asistencial por las tardes en función de las necesidades de cada servicio o unidad. O sea, que se ponderaría más el trabajo nocturno de los médicos y éstos habrían de devolver menos horas de las inicialmente estipuladas.

En un comunicado difundido ayer, el Sespa explica que su nueva propuesta «mejora de forma muy sensible la ponderación hasta ahora conocida sobre las horas de jornada extraordinaria» y «conlleva, asimismo, otros mecanismos de gestión que tienen como objetivo central evitar penalizar a aquellos profesionales que, por necesidades del servicio, están obligados a realizar un mayor número de guardias».

Según el Servicio de Salud, «se establece que las horas que no se trabajen en jornada ordinaria, debido a la obligación de descansar tras las guardias, sean destinadas a la realización de actividad asistencial, fijando un límite máximo a las mismas». El Sespa sostiene que la negociación «está ahora en un punto en el que sólo se podrá avanzar si el SIMPA se mueve de su posición de partida».

Pero el Sindicato Médico no parece muy entusiasmado con la oferta. El SIMPA «considera irrenunciable preservar la actual regulación del descanso tras la guardia como se ha mantenido de hecho en el resto de España», indica la nota hecha pública por la organización médica, según la cual ésta «confía en que impere el sentido común y sea posible llegar a un acuerdo en un plazo de tiempo razonable que permita acabar con la huelga».

En la reunión de ayer no llegaron a abordarse en profundidad los restantes aspectos que dieron origen a la huelga, como son los criterios de implantación de la nueva jornada laboral o la supresión del pago de los módulos de atención continuada a los médicos mayores de 55 años que están eximidos de realizar guardias nocturnas. Sin embargo, el Sindicato Médico volvió a la carga con la atención primaria, al subrayar que «la implantación de las 2,5 horas vespertinas en los centros de salud urbanos desestabiliza el sistema y puede hacer persistir el conflicto».